El eje de la rueda exterior traslada su movimiento a otra interior, que encaja con una dentada y perpendicular que proporciona movimiento a distintos mecanismos: los martillos de un batán, en primer término, que machaca y desfibrila los restos de telas, algodón, recortes de papel inservibles, que se hallan en una pila, sumergidos en líquido para que se ablanden.
Y mediante unas correas, siempre movidas por la gran rueda principal, se consigue activar dos enormes piedras de molino, del estilo aceitunero, pero de granito, que convierten en pulpa todo lo que cae bajo su peso.
*Aquí tal vez estaría bien que echarais un vistazo al vídeo que grabé in situ y que muestra las instalaciones y los utensilios empleados en la fabricación del papel.
Toda esta pulpa va a para a una gran tina, donde se deja macerar, removida de vez en cuando para que no se deposite en el fondo por su peso.
El operario sumerge la forma, en el caso que yo vi, con la marca de agua de la ciudad, la empuñadura del obispo, y que quedará grabada en la hoja de papel que de ahí se saque.O bien se colocan colgadas en un secadero, donde se puedan orear y secar al aire, tarea que se desarrollaba normalmente en los altillos de los molinos, por ser las partes más aireadas de la casa.
Llama la atención, por ejemplo, este ejemplar de libro elaborado con piel de la cultura batak, en Indonesia; la piel se plega en dobleces que permiten escribir por los dos lados y coserlas por el borde. El que aquí se muestra está incluso ilustrado.
Más sorprendente resulta aún esta prueba de impresión sobre papel con tipos móviles y mediante caracteres chinos, que pone de manifiesto de dónde tomó Gutenberg la idea y los árabes el invento del papel. En este caso, y como corresponde, la disposición de los tipos es vertical, como sucede en la escritura china y japonesa.
O este formato de rollo que han empleado los hebreos para redactar su texto y en el que se perciben perfectamente las marcas separadoras de ls distintas "páginas", o unidades de lectura.Gracias a esta piel tensada en un bastidor se aprecia cómo el curtido y secado de las pieles de ovino sobre todo permitió el paso del rollo al códice en la vieja ciudad de Pérgamo, de donde tomó su nombre: pergamino.
Y por fin llegamos al "invento": la prensa de torno uno de los componentes de la imprenta de Gutenberg. Una vez compuesta la página con los tipos móviles fundidos por el orfebre, se colocaban a pares de modo que, una vez entintados, se obtuvieran dos páginas con cada presión ejercida por el torno. Al fondo de la foto se ven las mazas usadas para entintar.
Esta foto de época que se muestra en el museo ofrece el testimonio de la llegada de la industrialización al mundo de la imprenta.
En esta foto se observa cómo la página configurada dentro de la rama, con fotografía incorporada, daba paso a la impresión de una "teja" en una cartulina dura y flexible, capaz de acoplarse al rodillo de la máquina de impresión mediante el procedimiento de off-set, que ya no era en relieve sino por un complejo procedimiento de tralación de imágen, desde la teja al rodillo entintado, y de éste al papel, donde quedaba la huella.
La Heidelberg, permitió, ya en el siglo XX, un grado de perfección de la impresión, y sobre todo de la rapidez, desconocidos hasta entonces. Hasta que se implantó la cuatricromía a finales del siglo pasado con la generalización del off-set, no se daría el penúltimo gran paso en la mecanización del proceso de impresión, iniciado hace quinientos años, y que ha alcanzado velocidad de crucero en el S.XXI con la digitalización de los contenidos y de las imágenes, lo que permite enviar las composiciones desde el ordenador a la plancha, computer to plate, que es como lo han bautizado los británicos.
José Manuel Mora
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