Es cierto que la biblioteca de Alejandría desapareció hace muchos siglos, pero en la bella ciudad egipcia aún se conserva restos de la que se conocía como la pequeña biblioteca. Estaba situada en el subsuelo, al modo de las catacumbas. Hoy en día se puede visitar. En el recorrido por sus galerías se comprueba cómo la "biblioteca" no era más que un contenedor de "libros", que en su época serían rollos de papiro o de piel. Éstos se depositaban en los huecos realizados en las paredes, en altura, para evitar a los roedores y la humedad.
Esta disposición subterránea permitía no sólo la conservación, a la que ayudaba la condición isotérmica de lo que está bajo tierra, sino que además permitía la protección de los curiosos o de los que quisieran robar o destruir sus fondos. Sólo sus bibliotecarios conocían la entrada y se orientaban en la estrechez y oscuridad de sus pasadizos.
Al pasear por su interior viene a la memoria la disposición de los códices en las primitivas bibliotecas monacales de la Edad Media, donde también se colocaban en los huecos que realizaban en las paredes de los claustros inicalmente.
Esta disposición subterránea permitía no sólo la conservación, a la que ayudaba la condición isotérmica de lo que está bajo tierra, sino que además permitía la protección de los curiosos o de los que quisieran robar o destruir sus fondos. Sólo sus bibliotecarios conocían la entrada y se orientaban en la estrechez y oscuridad de sus pasadizos.
Al pasear por su interior viene a la memoria la disposición de los códices en las primitivas bibliotecas monacales de la Edad Media, donde también se colocaban en los huecos que realizaban en las paredes de los claustros inicalmente.
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