Mercat de s. Antoni: venta de libros

Times are changing...

...que decía Donovan, ¿o era Dylan?...¡Qué memoria la mía! Por la cortesía de un antiguo modulero y bibliotecario que fue de nuestro centro, Luis Emilio, que me ha hecho llegar esta imagen, tengo la oportunidad de tratar un tema que no tenía ni etiqueta en nuestro blog: la edición y el comercio del libro, una de nuestras asignaturas. Voy a intentar remediarlo.

Ya hemos hablado en clase de que, algunos feriantes de Frankfort, aprovechando la ingente cantidad de público que congregaba, decidieron meter entre su género alún libro que otro; los editores, conscientes de que la multiplicación de su producto gracias a la imprenta hacía inabarcable la marea de papel impreso, empezaron a dar a esos feriantes una lista de los lbros que sacaban de sus prensas, los messkataloge, especie de "bibliografías corrientes", con muchas comillas. Estos feriantes estaban empezando a funcionar como distribuidores-libreros sin saberlo.

Durante la Ilustración los editores fueron capaces de tener "carteras de clientes"; y así fue como se distribuyó la primera edición de L'Encyclopédie, que tanto ayudó a cambiar el mundo y la visión que se tenía de él.

La industrialización multiplicó exponencialmente lo que había puesto en marcha la imprenta. Y las tabernae romanas, o los stationarii medievales no daban abasto para atender la demanda de los nuevos lectores, ni los polvorientos garitos donde los libros se vendían. De modo que el libro y los libreros se echan a la calle, en Barcelona, junto al Mercat de Sant Antoni, y en Madrid, en la Cuesta Moyano. Ambos lugares todavía hoy son centros de interés para el que busca rarezas, libros descatalogados y sorpresas sin cuento.

La fotografía, tomada en 1915, en el citado Mercat barcelonés por Frederic Ballell, muestra el poco cuidado con que se exponían, no fruto del desprecio del producto, sino de la falta de espacio, aunque en la proximidad se ven mesas mejor presentadas. Y los curiosos que se paran a buscar, hojear, a la caza de la ganga. Sorprende que esto sucediera cuando los porcentajes de analfabetismo se situaban cerca del 60%. Ya quisieran las librerías actuales gozar de esta clientela fuera de fechas muy concretas. Como dije al principio, "los tiempos están cambiando". Lo dijo Dylan.

La foto se conserva en Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona. Vale.


José Manuel Mora

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