El libro medieval

El libro medieval

Esta entrada pretende ser un recordatorio para el alumnado de años anteriores y un anticipo para el del curso actual. A veces una imagen ilustra bien aquello que se vio en clase. Todo viene a partir de un par de cuadros vistos en un museo de Bologna, la Pinacoteca Nazionale, y que pude fotografiar.


Ambos son del trecento boloñés, y muestran imágenes de historias de San Antonio Abad, que como buen jefe de convento, aparece en tareas intelectuales, como la de escribir (con la izquierda, curiosamente), o probablemente copiar ya que, además del ¿papel? sobre la mesa inclinada, incorporado a la misma, aparece un atril en el que descansa un libro ¿de consulta o modelo de copia? Dicho atril es giratorio y permite otro más para contrastar versiones. Al otro lado de la cortina que aísla al estudioso (buena sugerencia, la del aislamiento, para los que estáis en esas tareas en la actualidad, aislarse), se encuentra la estantería que alberga el resto de su fondo bibliográfico. Como se puede ver, los libros aún no acostumbraban a situarse en forma vertical, por lo que no llevaban tejuelo ni el título en el lomo, sino que se colocaban con el frente hacia adelante, para poder tirar de las correas de los cierres y extraerlos. Por eso a veces se tintaban los cortes, para identificarlos.

En este segundo ejemplo se mantienen los mismos elementos coementados más arriba, aunque se le añade el arcón a los pies, que servía para guardar los libros menos consultados y también para trasportarlos en caso de traslado. Todo muy primitivo, como el nombre genérico con el que se conoce a este grupo de pintores de la Italia medieval. Los estudios de la Historia del Libro permiten luego disfrutar de los detalles en este tipo de obras, tan toscas, pero tan curiosas, desde nuestra óptica de estudiosos de los libros.
José Manuel Mora

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