La última estación



Ya sé que es verano y mala época para ir al cine, a pesar de que están muy bien refrigerados. Sin embargo sería una lástima perderse uno de los mejores estrenos de la temporada, aunque haya llegado sin demasiado eco mediático: La última estación, de Michael Hoffman. Además, ¿a quién puede atraer un biopic sobre un escritor ruso del realismo decimonónico, por muy autor de Guerra y paz o de Ana Karenina, dos de las mejores novelas finiseculares?

Pues desde luego a quienes se interesen por la figura y las ideas de un visionario adelantado a su tiempo, amante de la libertad, del pacifismo y el ecologismo avant la lettre; y por supuesto a quienes se pregunten si puede el amor sobrevivir a cincuenta años de convivencia; a quienes duden de la posiblidad de encaje de dos seres que en el final de sus vidas han seguido senderos divergentes: uno el altruismo y la generosidad, el otro los intereses materiales, personales y familiares. Y, cómo no, a los amantes de los libros y los preocupados por el legado que suponen y los famosos derechos de autor. ¿Deben ir a parar al pueblo ruso, como quiere el autor? ¿Es eso una desposesión de derechos de sus familiares directos?

La peli se basa en la novela homónima de PARINI, Jay. La última estación. Barcelona: RBA, 2008. El guión es del propio director y resulta magnífica la manera de contraponer la figura de los viejos amantes, desgastados por el tiempo y las desavenencias y queriéndose a pesar de todo, con la de los amantes jóvenes, llenos de entusiamo, de pasión, de ideales. Todo ello en medio de una recreación de época de una fidelidad asombrosa, servida con una hermosísima fotografía. Basta con esperar a los títulos de crédito para ver retazos de cine documental con los personajes reales. Si además viene servido por una interpretación de lujo, ¿Qué mas se puede pedir? Hollywood no premió a la Mirren ( a punto de pasarse en cada momento pero conteniéndose al fin) y sí a la Bullok por un papel bobo. Tampoco a Christopher Plummer, candidato a actor secundario (???). Ambos confrontados a los jóvenes James McAvoy y a Anne-Marie Duff y todos ellos frente a quien quiere crear un icono de la figura del viejo escritor, Paul Giamatti.

Si con todo lo anterior no os he convencido, ya lo lamento. Perderéis una película fuera de lo común en las carteleras alicantinas, que tan poco prodigan filmes de esta categoría.

José Manuel Mora


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