Bright Star, de la Campion

Cine y literatura
 
Seguramente pasará desapercibida. De hecho se ha estrenado en un solo cine y con un año de retraso respecto a su paso por el festival de Cannes de 2009. Se trata de lo último de la directora australiana Jane Campion, tan sobrevalorada por su anterior El Piano, que aquí es a la vez guionista a partir de la biografía del poeta John Keats, escrita por Andrew Motion.
Centrada en los últimos años del escritor romántico, hacia 1818, (murió de tisis a los 25), nos presenta el inicial desencuentro y el posterior enamoramiento del poeta y una vecina suya. No estoy desvelando nada sustancial. Los avezados seguidores de este blog, aficionados además al cine, pueden suponer desde el principio lo que va a suceder. Lo interesante en la película es la enorme sensibilidad que la directora ha desplegado para presentarnos una historia tan trillada. La sencillez de la puesta en escena carga de intensidad emocional la actuación de Ben Wislaw (El Perfume) y de Abby Cornish, ambos absolutamente creíbles en su papel de enamorados pasionales.

Voy ahora al título de la entrada. La peli, para un profesor de literatura, se puede convertir en una herramienta inestimable para plasmar el ambiente "romántico" británico que posibilitó la aparición de Coleridge, Wodsworth, Byron o de Keats mismo. El guión está plagado de frases textuales extraídas de las cartas escritas por el poeta. Cuando Fanny le pregunta cómo se escribe la poesía, Keats le responde que las normas son algo muerto ( esto era lo pautado por el Neoclasicismo, las normas), que el poema ha de manar de forma natural. No hay que intentar "entenderlo" , simplemente dejarse penetrar por sus imágenes y musicalidad, como el que se lanza a un lago no necesariamente debe querer cruzarlo, sino experimentar las sensaciones de la zambullida.

Todo ello junto a las dificultades económicas del poeta para salir adelante, para sobrevivir. De hecho forman parte de los problemas para la relación de los enamorados, que no se considera "conveniente". Y por supuesto la implacable tuberculosis tan "de moda" en tantos ecritores y protagonistas de la literatura de la época: Bécquer, la Mimí de Traviata...
En fin, un regalo que recomiendo severamente. No salgáis del cine cuando aparezcan los títulos de crédito. Mientras pasan por la pantalla, la voz en off del personaje recita uno de sus maravillosos poemas, el que da título a la película. A disfrutarla.
José Manuel Mora.

Comentarios

Fermín Bonet ha dicho que…
¿Me puedes decir algo de "Centurión"? Supongo que no aportará gran cosa, pero reconozco que me han agradado algunas "pelis" del género.