El biblioburro, otro tipo de bibliotecas

El biblioburro
Para quienes ven con ojos exclusivamente "primermundistas", lo que viene a continuación puede parecer un capítulo más de la saga de realismo mágico de García Márquez. Además se desarrolla en Colombia. Que un maestro, Luis Soriano, decida que donde no llega el Ministerio con sus escuelas y sus instituciones bibliotecarias, ni la oferta comercial en forma de librerías mejor o peor surtidas, vale la pena buscarse las vueltas para hacer llegar a tanta criatura aislada por la geografía y las condiciones socio-económicas un puñado de libros, es algo que no deja de resultar soprendente para nuestros parámetros.

Y sin embargo no debiera parecernos tan extraño. En tiempos de la II República Española las Misiones Pedagógicas se plantearon dentro de un proyecto mucho más amplio dar a conocer por pueblos perdidos de la España rural de entonces los tesoros de la cultura a la que en esos sitios no se tenía acceso. Así fue como en algunos lugares se vieron las primeras películas proyectadas en una sábana. En otros se mostraban imágenes de pinturas célebres. Más allá se montaba el retablo de la vieja farsa para dar a conocer a los autores del teatro clásico. Y por supuesto se hacían llegar libros en maletas y a lomos de caballerías, que daban luego la posibilidad de lecturas en alta voz.
Sin irnos tan lejos en el tiempo, de la misma manera que en el vídeo anterior se anuncia la existencia de los bibliobuses, todavía hoy en funciones en muchos sitios de nuestra geografía, (perdón por el pequeño toque de publicidad final; creo que el vídeo merece ser visto), quienes han tenido la suerte y el placer de visitar la Biblioteca Municipal de Cocentaina, que regenta con mano maestra Dolors Insa, saben de la existencia de la bibliopiscina, fastuosa creación de Dolors, desesperada por cómo se quedaba de desangelada su biblioteca en la etapa estival. No se trata de llevar todos los fondos al borde del agua o a lo profundo de la selva colombiana, sino de poner cerca de quien no tiene oportunidad, la posibilidad de ojear (sin hache y con ella) un libro. Si encima se acompaña de comentarios y explicaiones, tanto mejor.


Estos niños en torno al maestro ambulante no tienen tele ni videojuegos y las láminas de los libros y sus contenidos cuando saben leer son una vemntana abierta al mundo.
José Manuel Mora
P.S. Esta entrada esperaba desde hace tiempo. Ahora agradezco a mi amiga Asunción, pedagoga de pro, el haberme puesto de nuevo sobre la pista de los vídeos y de esta realidad tan distante y tan cercana para quienes amamos el mundo de los libros.Vale.







Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Os invito a ver este otro enlace que habla de lo mismo, así ampliamos información: http://www.youtube.com/watch?v=tsHyN9zj8_o&feature=related