Washington Square, de Henry James

¿El huevo o la gallina?


Viene a cuento este título porque acabo de leer una novela con "sorpresa". JAMES, Henry. Washington Square. Barcelona: Alba Editorial, 2010. Leí la referencia crítica de alguien de quien suelo fiarme, especialista en literatura en inglés. Y decidí comprarlo. Nuevamente una edición cuidadísima, y cara, era otro reclamo más. La literatura estadounidense es uno de mis "lagunas"; no se puede estara a todo. Twain (en mi infancia), Whitman y sus poemas y algunos libros de Faulkner y Dospassos, para conocer la raíz de algunos latinoamericanos, junto con Melville y su Bartleby, que "preferiría no hacerlo", o Saliger y su Guardián o naturalmente Capote . Del mismo James ya había leído Otra vuelta de tuerca (1898) por culpa de la peli homónima. La que comento es anterior, de 1880. La sorpresa a la que me refiero la descubrí conforme avanzaba en las primeras páginas: era como estar leyendo el guión de una de las obras maestras de William Wyler, del año 1948, La Heredera.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Julio Cortázar hablaba de las novelas tipo "rollo chino", aquellas que te atrapan por su argumento. A él le interesaban otras cosas. Así pues, yo ya sabía el desenlace. ¿Merecía la pena continuar con la lectura? ¿Qué conviene más, leer primero la obra y ver luego cómo la han trasladado a otro medio, o ver la peli y leer después la novela? Sobre esto hay mucho escrito y hay defensores de las dos vías. A mí lo que me sucedía es que no podía imaginar a Catherine, la heroína. Al leer, no podía ver más que la cara de Olivia de Havilland, maravillosamente afeada por peluqueros y figurinistas. De la misma forma que no podía poner otro rostro a Morris si no era el de Monty Cliff. Por eso pienso que los libros despiertan la imaginación y con la misma base cada lector lee uno distinto y propio, el que su mente recrea a partir de las palabras que trazó el escritor, mientras que las imágenes son tan contundentes, que se imponen con rotundidad a la imaginación. No vemos más que a través de los ojos del director y de la actuación de los actores con su recreación personalísisma, tanto que "encarnan" a los personajes, les prestan su propio cuerpo.

Pues bien, a pesar de lo anterior, la maestría de James, criado en EE.UU. y trasladado después a Gran Bretaña, ha sabido impedir que dejara la novela. Un narrador omnisciente en 3ª persona, que sin embargo se incluye en la narración de vez en cuando y nos integra: "Nuestro relato ha avanzado hasta aquí..". Los comentarios sobre los personajes, su finísima ironía, la capacidad de describir no sólo la sociedad neoyorquina de fines del XIX y su escala de valores (soltería femenina, herencias, cazafortunas), sino de presentar la ciudad en pleno crecimiento urbanístico hacia el norte de Manhattan; el magnífico estudio de personajes y sobre todo el enfrentamiento entre padre e hija: el carácter científico y el deseo protector del padre, frente al enamoramiento incapaz de ver más allá de los propios sentimientos y la testarudez de la hija, el afán de que prevalezca su voluntad soberana. Además de una muestra de cómo ha cambiado para bien la situación de la mujer en la sociedad. En fin, un auténtico lujo.
Así que, ya puestos, recomiendo ambas cosas: peli y libro. De ese modo uno puede valorar la elección del director en cuanto a modificaciones del texto original, en aras del melodrama que estaba de moda en la época. La escena final en ambos medios, de la protagonista bordando "de por vida" es un cierre extraordinario.

José Manuel Mora





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