En León
A mis improbables lectores tal vez les haya extrañado silencio tan prolongado. He hecho una escapadita a León. Y ya se sabe, viajar es lo que tiene. Se conoce gente, se ve mundo. Ésta es la primera, de otras que seguirán (y no es una amenaza), para poner a disposición del curioso lector algunos de mis descubrimientos. Y al entrar en el museo de la basílica de S. Isidoro, tan románica ella, con sus frescos tan naïves, lo que menos se podía uno imaginar era venir a dar con una biblioteca tardogótica de factura, de 1534 para ser exactos, construida por Juan de Badajoz, el mozo, en la que ya es evidente cómo se considera de importante el que la luz entre a raudales.
Aunque el mueble librería es posterior, en él se cobijan en torno a 3000 volúmenes. Siendo como es de un periodo de transición, alberga unos 200 códices mediavales, entre los cuales se encuentra una fastuosa Biblia iluminada, del S. X. de la que dejo una muestra fotográfica: dos columnas, con tinta roja para los titulillos y los márgenes bellamente ilustrados.
En la siguiente foto se aprecia que el estilo decorativo responde a la transición entre el arte mozárabe del norte y el que viene con los peregrinos a través del Camino de Santiago. Una auténtica filigrana.
Ya con el císter y con comunidades monacales más ricas, se puede pensar en confeccionar estos voluminosos cantorales, de grandes letras y con notas musicales visibles para todo el grupo que canta en torno. Su tamaño exigía el facistol para sostenerlo.
Con la imprenta la biblioteca incorpora 300 incunables, a los que se van sumando libros impresos durante los siglos XVI al XVIII, en distintos formatos y tamaños. Un lujo para los frailes, ya digo, y una sorpresa para el inadvertido visitante. Tendréis más noticias de esta primavera leonesa.José Manuel Mora
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