Control de lecturas en las bibliotecas públicas

¿Deben los usuarios controlar los fondos de las bibliotecas?

Creo que en algúna otra entrada de este ya extenso blog, he hablado de las diferencias que existen entre las bibliotecas públicas españolas y las estadounidenses. Allá se consideran elementos que ayudan a mejorar a la colectividad en la que se insertan, y están más integradas en el tejido social porque no sólo prestan libros de forma gratuita o programan conferencias de interés comunitario o campañas de animación a la lectura, sino que para muchos suponen la posibilidad de acceder a un internet de calidad y, lo que es más importante, a través de esa herramienta se les proporciona la ocasión de acceder a bases de datos con ofertas de empleo o les ofrecen las plantillas para elaborar un buen currículo, incluso los temarios de las oposiciones más demandadas. Tan es así que el 60 % de los estadounidenses piensan que las bibliotecas públicas son imprescindibles en sus vidas por lo que son más visitadas que las europeas. ¿Os imagináis un porcentaje y una valoración así entre la juvenalia española?

La American Library Association (ALA, http://www.ala.org) se creó en 1876 nada menos y, entre sus muchas competencias, se encuentra la defensa de la libertad de las bibliotecas ante posibles presiones para que se eliminen de los fondos determinados títulos, o se incluyan otros, da igual que esas presiones sean religiosas, políticas...Cada año elabora una lista con los diez títulos que reciben más solicitudes de que sean retirados de sus anaqueles.


Y ahora viene lo divertido, si no fuera kafkiano para algunos de los europeos que también visitamos bibliotecas y conocemos su funcionamiento. El que ocupa el puesto de honor es un cuento infantil con estupendas ilustraciones (no puedo reprimir la cita para animar a los curiosos: PARNELL, Piter; RICHARDSON, Justin. And tango makes three, Simon & Schuster Children's Publishing, 2005?). ¿Cuál es el problema? Que cuenta la historia, verdadera, de dos pingüinos macho del zoo de Nueva York que recibieron un huevo para que lo empollaran y tras su eclosión se dedicaron a la crianza del polluelo como una familia cualquiera de pingüinos "normales".

Sólo comentaré uno más, en el puesto 3º, por ser un clásico: HUXLEY, Aldous. Un mundo feliz, 1932 nada menos. ¿Qué molesta aquí a los padres? Que sus hijos puedan saber sobre una sociedad en la que se queman los libros, porque su lectura los puede volver infelices...¿A que resulta increíble? Es el mundo "parajódico" de los estaodounidenses: tan modernos y tan reaccionarios.

Después de esta información uno vuelve a estar contento de que en nuestras bibliotecas no exista este tipo de presiones y pueda cada bibliotecari@ seleccionar su adquisiciones de acuerdo a las informaciones que recibe, al dinero de que dispone, a las peticiones de sus usuarios (cómo me acuerdo de lo modélica que es en este sentido Dolors Insa en la de Cocentaina, os animo a su página web y a su blog, también modélicos).

José Manuel Mora.

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