Humillados y ofendidos: Otro Dostoievski

Un lujo

El año de confraternización con Rusia nos sigue deparando sorpresas agradables. Por ejemplo la cuidadísima y revisada edición de los clásicos rusos. Y así, por deferencia de mi hermano, me llega la oportunidad de volver a enfrascarme en las paginas de DOSTOIEVSKI, Fiódor. Humillados y ofendidos. Barcelona: Alba Editorial, 2010, col. Clásica Maior, dirigida por Luis Magrinyà, con nueva traducción de F. Otero y J. I. López, que resulta ajustadísima, elegante, clara. Doy estas precisiones de publicación porque la casa editora ha recibido el Premio Nacional a la mejor labor editorial cultural. Sólo con tener el libro en las manos uno empieza a sospechar por qué han recibido dicho premio: tapa dura, cosido, tacto mate, bella ilustración que se repite en la sobrecubierta...Un lujo, ya digo.

Dostoievski nació en Moscú en 1821 y con 24 años publica su primera novela, Pobre gente, con bastante éxito de crítica. En 1861, ya en años de madurez, aparece la que comento. Aunque por formación juvenil podamos encontrar reminiscencias románticas, schillerianas se dice en el libro, en alguno de sus personajes, por la fecha de publicación estamos en el apogeo del realismo, que está triunfando en Gran Bretaña, Francia, y que desde luego el autor conoce. Además en 1848 se han producido en Europa las revoluciones que han acabado con el Antiguo Régimen absolutista; la máquina de vapor y el telégrafo ponen en contacto rápido a las cuatro puntas del continente y las sensibilidades están cambiando, incluso en la inabarcable y lejana Rusia. En la novela se habla de posturas encontradas entre los defensores del status quo y los portavoces de las ideas del autor, que denuncian actitudes prepotentes, soberbias, manipuladoras de la aristocracia, personificada aquí en el príncipe Válkovski quien, en su afán por conseguir acumular dinero y poder, no duda en jugar incluso con su hijo, utilizándolo para sus fines, y en "humillar y ofender" a quienes se pongan en su camino.

El retrato de ese personaje, el malvado del cuento, no es esquemático, sino que tiene hondura psicológica, repliegues en sus actuaciones que nos lo van presentando cada vez más en su integridad maligna. Frente a él una familia de la que acabará siendo potente nueva burguesía, pero que todavía no llega a serlo y que por eso está a merced del poderoso y por último los desposeídos totales, personificados en la niña Nellie, quien llega a decir que el "pecado es ser rico y ofender a los demás". Hay en todo esto cierto tono dickensiano y un aire a folletín, en el sentido decimonónico del término.

Sin embargo, hay ya una maestría en el desarrollo de la historia por parte del narrador, que comparte con el autor el ser un escritor primerizo, angustiado por la entrega puntual de los capítulos que se publicarán en prensa o todos juntos por el editor que ayuda y acucia a la vez. Es capaz de ralentizar la acción o adelantarla en uno de sus ramales para mantener el suspenso en la otra historia que se desarrolla en paralelo. El narrador no se esconde, sino que manifiesta su voluntad de contar unas cosas antes que otras, según lo que le interesa destacar. Y todo está perfectamente dosificado: la niña abandonada, el amor imposible, la opresión sibilina del príncipe hasta su destape final, en un crescendo magníficamente graduado.

Es verdad que la novela no llega a la profundidad en el análisis de caracteres de Los hermanos Karamázov y a su profunda presentación de conflictos; la leí a los veintitantos y la recuerdo de una intensidad como no sé si he vuelto a encontrar. Sin embargo se lee con enorme agrado y al final incluso con avidez. Dostoievski se permite la modernez de dejar un final abierto para que los lectores pongan el que crean oportuno, cosa poco frecuente en la época. Así pues, una muy buena opción de lectura veraniega y un aperitivo para adentrarse luego en la familia Karamázov.

José Manuel Mora

Comentarios

Raquel Sánchez Lara ha dicho que…
Una entrada estupenda y una interesante recomendación. Me lo llevo a Mallorca. ¡Gracias!