Lo contrario al amor: Comedia española

Del amor y otras dificultades

Dicen quienes entienden de cine que la comedia es el género más difícil. Resulta siempre complicado mantener el ritmo, que los diálogos sean chispeantes e inteligentes y que los actores resulten creíbles. Lubitsch o Wilder eran capaces de llevar adelante los principios citados con acierto total. Por eso sus películas son clásicas.


Quienes sean alérgicos al cine español se abstendrán de ir a verla por el prejuicio que llevan incorporado. Delante de mí hacía cola gente para ver Conan XVII, el Capitán América del Norte...Para gustos, hay colores. A mí, frente a la casi infumable cartelera veraniega, me apetecía ver el trabajo de un primerizo: Vicente Villanueva, que después de su labor como cortometrajista ha dirigido y escrito este largo: Lo contrario al amor (2011).


La historia está cien veces vista en las comedias románticas: los personajes que representan Hugo Silva y Adriana Hugarte, bombero y masajista respectivamente, se encuentran y, fruto de la vida anterior de cada uno, no quieren comprometerse a nada. Sin embargo se van enredando en una relación en la que, como suele suceder, cada quien va exigiendo más al otro, va queriendo controlar más, saber más, y con cada paso dado surge el desconcierto y la frustración y, como consecuencia, las rupturas. Todo ello bien escrito y con toques irónicos que hacen bien al cuento.

Además de la relación central, toda la problemática es vista desde la óptica femenina de las compañeras de trabajo, y de la hermana de la prota, una impagable y desconocida para mí Guadalupe Lancho, juguete roto del papel couché, además de la madre de ambas, la siempre efectiva Kity Manver. Entre el escepticismo de la frustrada, y la madurez de la vivida. Todo un recital de posturas.

También nos da el director el punto de vista masculino: machista, competitivo, sobrado, inseguro, los compañeros de él en el parque. Son todos muy creíbles en sus reacciones a veces infantiles, muy de nuestros días. Bien interpretada, bien fotografiada, con un tono algo televisivo, para mí tiene una pega: la casi historia de amor entre los dos bomberos tiene un final decepcionante, casi de tono de moralina, "eso os pasa por..." Una lástima, aunque sea una anécdota paralela.

La película, sin ser "esencial para la supervivcencia", se deja ver con agrado y con la sonrisa en los labios. No es poco en este tórrido verano cinematográfico. Seguramente los personajes, y no sé si el director, no conocían la cita de André Malraux: Yo no te pertenezco, no soy una cosa que posees; estoy a tu lado porque te prefiero a cuantos he conocido. Te he escogido. A lo mejor para escribir y sentir así hace falta haber vivido mucho.

José Manuel Mora.








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