Habemus Papam: Inmenso Piccoli...

Piccolo Moretti...

No he seguido toda la filmografía de Nanni Moretti, pero recuerdo cómo me divertí con Caro diario y cómo me emocionó La habitación del hijo. Sí sé la inquina que le tiene a Berlusconi y que poco a poco se ha convertido en un personaje político en su país, además de director de éxito. Sé también lo cáustico que puede llegar a ser con sus comedias. Por eso me ha extrañado el tono elegido para la última de sus producciones: Habemus Papam. Y digo bien su producción ya que ha escrito el guión y ha dirigido y producido la película.


El arranque es espléndido: muerte del papa en curso, entierro, cónclave subsiguiente, elección de consenso y "miedo escénico" del elegido. Que se escoja a un psicólogo ateo para tratar la rara enfermedad del nuevo Papa es una broma más de las muchas que encierra la peli. Pero como la crisis del Pontífice se alarga, Moretti se ve obligado a llenar ese largo espacio vacío producido en el interior del Vaticano por la ausencia del elegido, y ahí va perdiendo la gracia de la primera media hora. En ningún momento deja de lado el tono amable con que retrata a cardenales y personajes de la Curia, antes bien los presenta como humanos de a pie a pesar de la púrpura. ¿Se deberá tal vez a que le han permitido rodar en el interior de S. Pedro?

A pesar de mis peros iniciales, creo que la película merece la pena, aunque no sea más que por el recital interpretativo de ese monstruo cinematográfico que es Piccoli, con sus 85 años a cuestas. A los buenos actores, como al buen vino, las añadas suelen ennoblecerlos y darles más sabiduría por más experiencia. Este actor, que ha sido capaz de manejar innumerables registros a lo largo de su larga carrera ha ido aprendiendo en manos de los mejores directores europeos y estadounidenses. Ha trabajado con casi todo el mundo. Me conmovió en La grande bouffe, de M. Ferreri, por no citar más que una. Y aquí es capaz de transmitir la angustia de la enorme responsabilidad que le cae entre manos, siempre en la más absoluta de las soledades. Una interpretación nada efectista ni grandilocuente, trazada con miradas hacia afuera y hacia adentro de sí mismo. Genial la respuesta a la psicóloga a la que visita. "¿A qué se dedica?", le pregunta la terapeuta. Y él responde "Soy actor". No cabe duda de que el escenario y el atrezzo con el que se ha de manejar tirarían para atrás incluso al más deseoso de chupar cámara.


Así pues, no creo que sea "esencial para la supervivencia", como a veces digo, pero creo que vale la pena acercarse al único cine donde la pasan. Aunque no sea más que por ver a este inmenso actor.

José Manuel Mora.



Comentarios

ADM ha dicho que…
me asomo de nuevo a este espacio sugerente, como su mantenedor.
Algo de añoranza de cuando estábamos en la cuarentena larga.
Todo es seguir aprendiendo.
Echo un poco de menos las otras Cejillas y Tejuelos. ¡HaCE YA TANTO TIEMPO!
Adelante
ADM