The Artist (cine mudo en 2011).

...hace falta valor!

No he podido resistirme al doble cartel promocional. El que abre página, porque con su sencillez compositiva supone una declaración de intenciones de lo que uno se va a encontrar al ir al cine. El segundo, porque, como suelo hacer en todos mis comentarios, procuro incluir uno de los que la productora destina a la difusión de la peli, ya con alguno de los créditos.

Pero, ¿quién es ese Michel Hazanavicius, capaz de escribir el guión del film, con la idea de rodarlo en blanco y negro y en formato mudo? Pues un tipo francés de 44 años, aficionado al cine desde bien pequeño. Hay mucha filmoteca vivida antes de concebir semejante proyecto. Y lo que todavía resulta más alucinante, ¿qué métodos de seducción tuvo que desplegar para conseguir la financiación necesaria? Sobre todo porque se ha filmado en L.A., California, y con todos los medios técnicos necesarios para que resulte creíble. Y eso cuesta una pasta. Además, ¿cómo pensaban lograr su distribución si, salvo Spilberg, en su Lista de Schindler, y algún que otro exquisito se atreve con el blanco y negro, ya que es un formato que echa a la gente de las salas? Si encima es muda, ni te cuento... Pero consiguieron colarla en Cannes, donde triunfó, y luego en San Sebastián, donde logró el premio del público. Así, que las majors decidieran comercializarla resultó más fácil. Y ya está en una carrera meteórica a los Globos de Oro, antesala de los oscars.

La historia que se presenta se acomoda bien al tono de las que se filmaban en la época en la que ésta está ambientada: una comedia sencilla, de tintes románticos, con un conflicto que no llega al dramatismo en ningún momento porque los espectadores de antes y ahora saben que está condenada a un happy end. Entonces, ¿qué tiene de particular para que esté obteniendo tanta aceptación? Pues, como otras veces, lo importante en el cine, no es tanto el qué, cuanto el cómo. Y aquí es extremadamente cuidado. Ya la elección del actor principal, Jean Dujardin, es un acierto de reparto: un galán en la cuarentena, como los de entonces, 1927 al iniciarse la historia, cuando se podía ser una estrella sin necesidad de ser un cuasi adolescente como los del crepúsculo ése o el mago Potter. Actor y director saben que juegan al juego del cine dentro del cine, y las primeras secuencias que el protagonista rueda pertenecen a la época del "mudo"; y ahí es impagable la panoplia de gestualidad facial necesaria para transmitir estados de ánimo, emociones...Y el actor lo borda sin extremarlo para no caer en el ridículo de la actualidad, pero sí ganar la complicidad de los espectadores actuales.

Y no sólo eso sino que cuando no está filmando, sino que actúa dentro de la película que vemos, la matización expresiva es maravillosa, capaz de un registro variadísimo, que va de lo cómico a lo dramático, pasando por el galán creíble, conquistador o derrotado. La protagonista femenina, la mujer del director, Bérénice Bejo, no creo que haya tenido que ser convencida. Su papel es un caramelo, con ecos de la Anne Baxter, de All about Eve, que acaba destronando a la Davis, aunque sin su doblez ni su malignidad. Todo ello viene completado con unos secundarios de lujo, sobre todo John Goodman y el entrañable chófer, James Cromwell.

Hay un montón de guiños a los que por edad o afición hemos visto mucho cine: cómo no pensar en Cantando bajo la lluvia , con el mismo problema ante la llegada del sonoro, o los ecos de Metrópolis, en la secuencia inicial, todo ambientado en un estupendo aire déco, digno de la Tamara de Lempicka, presente no sólo en el vestuario, del primero al último de los figurantes, sino en el mobiliario, los coches, las localizaciones...Y sin ser Astaire o Rogers la pareja protagonista se desempeña muy bien a la hora de ponerse a bailar claqué en la secuencia final.

Y un par de aciertos más: el hecho de que los únicos momentos "sonoros" de la peli sean auténticas pesadillas de su protagonista, o el tránsito real a la producción talkie en el momento final. Mención aparte merecen la maravillosa banda sonora original, firmada por Ludovic Bource, que acompaña como entonces, sin resultar machacona ni excesivamente surayadora de la acción, variada, inspiradísima y también candidata a premio; todo ello junto con una espléndida fotografía en blanco y negro de tintes a veces expresionistas en su gusto por los contraluces y las volutas de los cigarros. En fin, todo un regalo ante tanta falta de sustancia de la cartelera navideña.

José Manuel Mora.

P.S. Una curiosidad: veo en las entradas del blog un impenitente forofo que entra regularmente desde Groningen, Holanda. Y no dejo de preguntarme quién puede ser y cómo ha llegado a sus oídos este humilde recuento de batallas. Lo mismo que me sucede cuando veo a alguien que entra desde Atlanta, Georgia, EE.UU. La verdad es que alucino.

Comentarios

Fran ha dicho que…
Fantástica película!!

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto en una sala de cine (aparte de que voy poco porque no soporto las películas donde los personajes tienen acento de Valladolid (dobladas para los no iniciados ;)). Desde luego, y para mí, máxima mercedora de Oscar (y varios, película, director, actor...)

Muy buena reseña, me convenciste para ir a verla y valió mucha la pena el precio de la entrada (7 euracos :O).

Ale, abraçades y

Saluts!
Fran