Jane Eyre, de Cary Fukunaga



De amores y de llorar...

Para que los improbables asiduos no se quejen, hoy he ido al cine el día del estreno. Cuando era pequeño, las clasificaciones fílmicas eran sencillas: de guerra, , de aventuras, de risa...ésta pertenecería al género "de amores y de llorar". La peli de esta tarde, un clásico: Jane Eyre, firmado esta vez por un joven y para mí desconocido Cary Fukunaga. Y ya se sabe, los clásicos, es lo que tienen, pueden ser retomados para presentarlos con nueva luz, según la visión del director. De hecho, y sin remontarnos mucho más atrás, hay un par de versiones cuasi canónicas: la de 1943, con O. Wells y J. Fontaine, nada menos, y otra de 1966 con W. Hurt. He de confesar que no había visto estas dos cintas, así que iba bastante "virgen".

Esta versión ha sido rodada en unas localizaciones que acompañan perfectamente a esta historia de crueldades para con la infancia, desigualdades sociales, amores imposibles y lucha por mantener la dignidad de la protagonista, quien da título al film y a la novela que lo origina. Por lo que recuerdo de una lectura juvenil, la versión se ajusta bastante fielmente al original, aunque con una estructura a base de una serie de flash-back iniciales que dan paso pronto a lo esencial de la historia.

Charlotte Brontë, su autora, formaba parte de una familia de cinco hermanos (murieron todos de tisis), que fueron educados en un internado, lejos de su familia y bajo todas las represiones religiosas y sociales de la época. Tanto ella como su hermana Emily, la de Cumbres borrascosas, han pasado a ser consideradas como de las mejores narradoras británicas del XIX. Resulta curioso que la novela de Charlotte tuviera que ser publicada bajo seudónimo masculino en 1847. Con estos antecedentes no es de extrañar que la autora cree un personaje con tanto carácter, que se esfuerza de continuo por ser valorada por ella misma y no por sus atributos físicos o por su situación económica. De hecho lucha por trabajar para mantenerse por sí misma, cosa bastante infrecuente en su época. "Se supone generalmente que las mujeres son más tranquilas, pero la realidad es que las mujeres sienten igual que los hombres, que necesitan ejercitar sus facultades y desarrollar sus esfuerzos como sus hermanos masculinos, aunque ellos piensen que deben vivir reducidas a preparar budines, tocar el piano, bordar y hacer punto, y critiquen o se burlen de las que aspiran a realizar o aprender más de lo acostumbrado en su sexo.” (Capitulo XII)".

Dicen los teóricos que el Romanticismo nació en Alemania y Gran Bretaña. El entorno natural de los personajes es uno de los componente esenciales de las historias, no como mero decorado, sino como forma de presentarlos enmarcados por todo aquello que es acorde con el estado emocional de los mismos. En ese sentido, el arranque de la película ya es definitorio del estado de ánimo de la protagonista: el frío, la tormenta, las nieblas, su lucha con todo ello, dicen mucho de la perseverancia de su carácter. El surgir del amor aparece con la llegada de la primavera, como no podía ser de otro modo. Y para todo ello la actriz Mia Wasikowska es capaz de dar cuerpo y gesto, bien respondida, como siempre, por la veterana J. Dench. Al protagonista masculino , Michael Fassbender, le falta, a mi modo de ver, algo más de fiereza, al menos al inicio, para aprecer de verdad como alguien inquietante, como sucede en la novela.

Seguramente la película no lograría el clima de emotividad que alcanza, si no fuera por la perfecta ambientación (vestuario, espacios), cosa que se logra en gran parte por la adecuada música y sobre todo por el estudio de la luz que ha conseguido el fotógrafo, tanto para la luminosidad blanca, casi fría en los páramos, o la que se cuela por los ventanales, como para la cálida de las velas en la noche, cuando muchas veces parecemos estar ante verdaderos estudios de Caravaggio y su tenebrismo, o frente a la delicadeza de los óvalos de los rostros de Rafael.

Ahora que la juvenalia se transpone ante las historias nocturnales de "crepúsculos" varios, tal vez convendría sugerir el volver a los orígenes, a la autenticidad de las Brontë, pioneras en tantas cosas. Por supuesto, abstenerse los de corazón pétreo, o los que no sean capaces de asumir los convencionalismos del género, y de entrar a formar parte de la complicidad necesaria que requieren estas narraciones, tan "de época". Yo la he disfrutado a modo.

José Manuel Mora


Comentarios

ANA BELEN ha dicho que…
He leído el libro hace bastante tiempo, pero la verdad es que no me acuerdo. Pero después de ver el trailer de la película y tus comentarios me gustaría releerlo y, por supuesto, ver la peli, que pinta muy bien.