La División Azul

Thriller de época

De Gerardo Herrero ya vi en su momento (1997) Territorio comanche, basada en el libro homónimo de P. Reverte y me pareció que había en ella mucha verdad, que lo que veía de la guerra de los Balcanes me recordaba a las imágenes de los telediarios de mis recuerdos. Ha participado también en numerosos largometrajes como productor. Es un hombre de oficio. Llega ahora Silencio en la nieve.

La película arranca con una imagen impactante: unos caballos congelados que sobresalen de un lago helado, a medio hundir, como si fueran figuras de bronce de una fuente versallesca. Y entre ellos un soldado degollado, con una inscripción rasgada en su piel (Mira que te mira Dios..., poemilla de cuatro versos que conforman las cuatro partes de la misma). La nieve lo cubre todo alrededor. Tal vez sea éste el primer gran acierto del director, fruto de su experiencia de productor: saber que lo filmado ha de resultar sobre todo creíble. Y se fue a rodar a Lituania a 20º bajo cero.

Basada en una novela del asturiano I. del Valle, El tiempo de los emperadores extraños, en Alfaguara, y ambientada en 1943, en plena ofensiva del ejército rojo, un muerto más no debería sorprender a nadie, pero una serie de hechos hacen suponer que puede tratarse de un crimen ritual al que pueden seguir otros. El General Invierno, que ya derrotó a Napoleón, está cerrando sus garras en torno al ejército alemán, al que ha ido a ayudar, en su combate contra "la hidra roja", la conocida como División Azul, el color de las camisas falangistas.

Ya contaba el maestro Berlanga, que se alistó en ella que, como sucedió en la Legión Extranjera, en aquel grupo de soldados hubo un auténtico totum revolutum. En ella coincidieron fanáticos falangistas, soldados profesionales alentados por el dictador, que pretendía seguir con su guerra particular, republicanos que necesitaban hacerse perdonar, soldados de fortuna, aventureros, gente de todo pelaje (las fotos auténticas del final de la peli, durante los créditos, son espeluznantes por verídicas). Así que en ese ambiente el triller puede tener un sitio. Los investigadores/protagonistas, una especie de Holmes y Watson redivivos, encarnados por Botto y Gómez, inician sus pesquisas. Y más que su búsqueda, lo que me parece que está más conseguido es la brutalidad que se produce en toda guerra.

Los excesos con los lugareños, la ruleta rusa con apuestas, los enfrentamientos entre alemanes y españoles, y entre los propios españoles de distintas tendencias, todo ello resulta muy bien visto por el director, ayudado por una dirección artística de E. Hidalgo que lo vuelve todo más convincente. Aún recuerdo que en Tierra y Libertad, de Loach, era el tufo a atrezzo, a guardarropía, lo que me distanció enormemente de la historia. Aquí todo está cuidadísimo. Tal vez la banda sonora resulta "subrayante" en demasía. Pero la peli se deja ver muy bien, sin ser esencial para la supervivencia de nadie. Cine español correcto y bien hecho, que no es poco.

José Manuel Mora

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Tengo ganas de verla, sí señor... LE
Anónimo ha dicho que…
el final podia haberse hecho colocando al " malo malisimo" en la postura adecuada; volando hecho trocitos,degollado, en fin,formas variopintas de guindar hay,queda un regusto amargo de q se escapa impunemente,bueno,claro esta q tambien se puede pensar q le llego su " sanmartin",con mis respetos a los animeles cerdos...