La pesca del salmón en Yemen

Un sueño imposible...o no?

Paratextos, que se dice en las solapas de los libros: el cine a media entrada un lunes por la tarde, todo gente joven de mi edad. ¿Será la película? Y una segunda cuestión: no sé nada de pesca y creo que me aburriría mortalmente estar con la cañita esperando a que picaran, dado mi natural impaciente.Y sin mebargo no he podido resistir la tentación.

 ¿Será el título, que decía Boyero en su crónica? No cabe duda de que ésta no es una cuestión baladí, tanto da que se trate de una novela, como de una pieza musical o una película, claro. Y si no que se lo pregunten a Gabo, cuando pensó en La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada, por poner un ejmplo. ¿Cómo puede resistirse uno a algo con semejante encabezamiento? Parece que el director ha mantenido el del libro del que ha sacado la historia y que, como está publicado por Salamandra, y además es S. Jordi, dejo aquí por si alguien pica (perdón por el chiste fácil).

En él se ha basado Simon Beaufoy para escribir el guión, que ha dirigido el sueco Lasse Hallström, de quien ya vi y disfruté Las normas de la casa de la sidra y también Chocolat. Parece que el libro fue un éxito de ventas y se olí la posibilidad de algo semejante en la pantalla. Y la historia es tan chocante como el propio título: un jeque yemení, Amr Waked (a quien pudimos ver en Syriana), podrido de dinero y maniático de la pesca, quiere trasladar a un río  del norte de su país a estos animales, para poder dedicarse a su afición tranquilamente. Sin parar mientes en gastos.


Para ello contrata, a través de su asesora, Emily Blunt (que estaba divertidísima en El diablo viste de Prada), a un experto en piscicultura, Ewan McGregor, actor sobradamente conocido y en general excelente. La eficiente y el experto; la emocional y el cerebral, que van entrando en el juego llevados por la fe que en ello pone el jeque, por el dinero que les pagan, y por la atracción que irá sugiendo entre ambos. Como se ve una historia más bien convencional, si no fuera por el asunto de los salmones. Lo que se hace más evidente cuando la cámara se traslada a los secarrales del sur de la península de Arabia, tan impresionantes, por otra parte.


 A ello se suma la sátira política a través del personaje de la jefe de prensa del Prime Minister, la aquí desternillante y lejos de sus papeles sufrientes de otras pelis, Krystin Scott Thomas. Necesita una argumento para las portadas de los tabloides británicos, que haga olvidar el horror de la guerra en Afganistán. Para ello no duda en embarcarse en algo tan desquiciante como lo de los salmones y lo aprovecha para llegar seguida de una nube de fotógrafos que capturen al político de turno con la cañita en la mano.Compone el personaje a base de gestos precisos y contundentes y de tonos que se perciben mejor en el tráiler original.


Como se puede ver hasta aquí, nada del otro mundo, pero a veces está bien dejarse llevar por una historia bien contada, con chispa a veces, en medio de unos paisajes bellísimos y con ese touch of class tan típicamente británico a la hora de interpretar y de filmar. ¿Y si los salmones, a pesar de ser de piscifactoría, llevaran en sus genes la necesidad de remontar la corriente? Para quienes estamos lejos de los asuntos de fe, todo queda como algo imposible de materializarse, pero se non é vero, é ben trovato.

José Manuel Mora.



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