Bibliotecas nórdicas


 Encontrar las diferencias...

 Además de las entradas anteriores dedicadas a dos de las más emblemáticas bibliotecas que visité en mi estancia en Suecia, quiero reflexionar algo más sobre el porqué de los contrastes entre las de allí y las de aquí. No voy a entrar en cifras que, con seguridad, explicarían muchas cosas (PIB, porcentaje dedicado por el Gobierno a la Cultura y en concreto a las bibliotecas públicas...etc.). Lo que está claro es que nos llevan siglos de ventaja. La figura de Carl von Linné (Carolus Linneus, en la latinización de su nombre), 1707-1789, no tiene parangón en nuestra tierra. Tal vez Jovellanos y algunos de los miembros de las Sociedades de Amigos del País que aprecieron en las comarcas norteñas durante el siglo de la Ilustración. 


Un botánico considerado poco menos que héroe nacional, que estableció las bases de la moderna taxonomía para plantas y animales (capital su Systema Naturae, editado en los Países Bajos, tal era su prestigio). Esta necesidad de clasificación exigía por su parte ser ordenadísimo con los materiales que eran la base de sus observaciones y sus escritos.  Y así incluso el mobiliario del estudio de su casa requería de las cartelas propias de una pequeña biblioteca especializada para almecenar documentación y escritos propios.


Todo ello no es de extrañar, máxime cuando se daba en la metodología de un profesor universitario de Botánica en  la vieja y prestigiosa universidad de Upsala en la que, ya durante el s.XVIII, el sistema de pensamiento racionalista estaba perfectamente asentado mientras que, por estos lares, la Santa y General Inquisición seguía haciendo de las suyas con quienes se atrevían a pensar por su cuenta y además al margen del dogma.


En ese contexto socio cultural no deja de sorpender, para unos ojos mediterráneos, que un rico hacendado durante el s. XVII, que se madó construir semejante casa para estar cerca de la explotación de acero que llevaba para adelante en Lövstabruk, dedicara una de las habitaciones a una biblioteca. Lo curioso no es tanto que la tuviera con carácter personal, algo frecuente en la gente instruida de su siglo, sino que la ponía al servicio de los hijos de quienes trabajaban para él, a quienes había puesto un maestro y una escuela. Estaba convencido de que invertir en educación era invertir en futuro. Como aquí y ahora, vaya. Que se lo digan si no al ministro Wert. Como ya dejé escrito en el "feisbuc": "Si creen que la cultura es cara, prueben con la ignorancia"; lo dijo  Daniel Pennac.


Y así llega uno al presente. Y en un paseo sabatino, con la claridad de las noches casi blancas de aquellas latitudes, uno se encuentra con la Biblioteca Municipal de Upsala, situada en la calle peatonal/comercial de la ciudad. No me imagino una ubicación semejante para una instalación del mismo rango en plena calle de Maisonnave, junto a los comercios que atestan la zona. 


 Si además nos acercamos a la puerta vemos, junto al programa de actividades veraniegas expuesto a los paseantes, además de a los visitantes usuarios, el horario de apertura. No sé sueco, pero a deducir se acostumbra uno: "De lunes a jueves, de 9 a 20 horas. Los viernes de 9 a 18. Los sábados de 11 a 16 y los ¡domingos! de 13 a 16". Ni un día sin línea. Por supuesto todas las stadsbiblioteket están atendidas por profesionales titulados, no contratados por empresas subsidiarias, sino por el Ayuntamiento. Trabajo para la gente y servicio para los usuarios.
 

Por supuesto que todo esto son opciones políticas, que tiene que ver con el 45% de impuestos que los suecos pagan (y en general sin defraudar) para mantener su estado de bienestar, que por aquí han decidido que nos viene grande. Que cada quien se pague lo que su bolsillo le permita, en sanidad, educación, cultura... Liberalismo thatcheriano puro y duro del que la Aguirre y la Cospedal, cada una en su "autonosuya", son acérrimas defensoras (claro que por la "Calamidad Valenciana" hace tiempo que se perdieron los fondos estatales para compra de libros nuevos en las bibliotecas públicas por no presentar las solicitudes a tiempo, y que se vienen cerrando bibliotecas; será porque consideran que nos sobran, o que no sirven de mucho). Como ya dejé escrito en el "feisbuc": "Si creen que la cultura es cara, prueben con la ignorancia"; lo dijo  Daniel Pennac. ¿Se entiende mejor ahora lo de las "diferencias" del encabezamiento?

José Manuel Mora

P. S. Dejo este vídeo por que se vea la ubicación de la biblioteca que aparece, de refilón,  en el primer plano de la toma. Vale.



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