Le Skylab (satélite laboratorio, para los más jóvenes)


Comedia amable


Debe de haber un género tipificado, aunque no me he molestado en contrastar esta afirmación, referente a los encuentros familiares. Da igual que la familia sea estadounidense (en cuyo caso la reunión será en el día de Acción de Gracias), o que sea española (Navidad, tal vez?), italiana (el ferragosto), o francesa, como es el caso, incluso danesa (con testamento de por medio). Siempre hay una vacación, o un cumpleaños que permite la macro reunión familiar. Ésta viene con la guinda añadida del momento en que se ubica: 1979 y la posible caída del laboratorio volante, el Skylab del título.


 Se trata de la primera película que veo de la actriz, guionista y directora Julie Delpy. La conozco desde sus interpretaciones en Blanco (1993), de Kieslowski, donde estaba formidable, o también como pareja de Ethan Hawk en Antes del amanecer (1995). Parece que aquí, además de elegir el tono de comedia para contar la historia, ha intentado rememorar su infancia desde los ojos de la pequeña Albertine (una naturalísima y creíble Lou Alvarez). Es difícil dirigir a niños y en esta peli hay unos cuantos. Pues bueno, la directora sale bien del paso, ya que todos están expresivos y ajustados en sus interpretaciones.


Toda la acción es un flash back continuado  que salta del TGV actual a los antiguos trenes compartimentados para llegar a St. Malo, en Bretaña, donde aguarda el resto de la familia con la matriarca que cumple años, Emmanuelle Riva, todo un icono del cine francés, que mantiene su belleza a pesar de los años. La Delpy se reserva el papel de madre de la niñita que, como su propia madre en la realidad, se dedica a la interpretación ("Eso no es una profesión", dice su madre). En la reunión hay desde el matrimonio progre, que todavía tiene muy presente el mai 68, con toda la reivindicación feminista que comportó (las referencias culturetas son divertidísimas), al del médico de derechas, partidario de la pena de muerte, o el paraca facha que se lamenta de haber sido apartado del cuerpo por sus excesos en las guerras coloniales. El tratamiento de la discusión política es algo superficial dentro del conjunto del filme. Pero creo que no es eso lo esencial para la directora.


Sin  embargo la captación del ambiente de época a través del atrezzo (los papeles pintados de las paredes o el vestuario son auténticos poemas al vintage y a la nostalgia para quienes vivimos la época), de la banda sonora, de momentos hoy ya lejanísimos, como la discusión sobre la televisión y su papel en el entretenimiento de los niños, o el que se pasen el día comiendo y bebiendo rouge, como buenos franceses, mientras las criaturas corren y se pelean o incluso asisten a un guateque capitaneados por los adolescentes del grupo. Un mundo desaparecido en el que la narración oral del padre en el coche camino de la playa, o del mayor de los hermanos contando una de miedo en el interior de una tienda de campaña, a los pequeños aterrorizados muestran otra forma de entender las relaciones, ya periclitada.


La peli no es esencial para la supervivencia pero sí proporciona un rato bien agradable y a veces francamente divertido. Tal vez algunas escenas se prolongan en exceso, pero en conjunto se deja ver, que no es poco en una cartelera veraniega. 

José Manuel Mora.

P.S. Se me olvidaba. El doblaje, penoso. Por eso he elgido el tráiler en V.O. para escuchar las voces originales, como siempre que puedo suelo hacer. Vale.

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