Pomponio Flato, de E. mendoza

 Divertimento

Tal y como ya anuncié en mi anterior libro comentado, el que tenía entre manos (esta vez recomendado por Matías) me ha proporcionado un montón de buenos ratos. No todo ha de ser literatura "trascendente", aparte de que el buen humor en literatura puede alcanzar elevadísimas cotas de buen hacer literario; que se lo pregunten si no a Lázaro de Tormes y a toda la ralea de pícaros que le siguieron; por no hablar del pobre D. Quijote y su fiel escudero Sancho, que tantos consideran una obra cumbre del humor.
MENDOZA, Eduardo. El asombroso viaje de Pomponio Flato. Barcelona: Editorial Seix-Barral, 2008. Para quienes tengan una edad, el sello editorial es de los de caché y toda la obra de Mendoza se ha publicado en el mismo. Así que vamos a ello.
 

Los visitadores de este blog pueden comprobar que el autor catalán lleva ya alguna que otra entrada en estas páginas. La fidelidad a los autores tiene estas cosas. La verdad sobre el caso Savolta, del año 1975, además de recibir el Premio de la Crítica, nos deslumbró, en aquellos años de transición en que la fórmula metafórica "B en lugar de A" era casi de obligado cumplimiento, si no se quería tener complicaciones. Mendoza aunaba otra extrañeza: formaba parte del grupo de escritores catalanes que habían decidido escribir en castellano (aunque a la hora de cambiar de género y pasarse al teatro, lo hace en catalán, con obras que él mismo traduce luego). El misterio de la cripta embrujada (1978) llevó al autor a la parodia por primera vez: una de detectives en la que el investigador acaba de salir de un frenopático. Era tan descacharrante que durante años era lectura recomendada en los departamentos de Literatura. La ciudad de los prodigios (1986) nos devolvió al Mendoza conocedor de su ciudad, la Barcelona de los tiempos de la Exposición Universal. Nuevamente tramas detectivescas en un contexto sociopolítico perfectamente conocido y mejor trasladado a las páginas de la novela. Riña de gatos (2010) sacaba al catalán de su territorio y nos trasladaba al Madrid de la pre-Guerra Incivil (vid. entrada de 22 mayo de 2011) con todo el ambiente amenazador del momento.


Mendoza ha vuelto a su mundo de detectives, donde tan cómodo se suele encontrar. Pero ha querido rizar el rizo y ha llevado la acción al s. I de nuestra era. Ya el nombre del narrador-protagonista es un anuncio de la broma en la que Mendoza nos quiere embarcar. Nada menos que se desarrolla en Nazaret, Galilea, adonde llega un "físico", interesado en conocer las propiedades de las aguas de los lugares más diversos, lo que le provocará consecuencias indeseadas y flatulentas y que se verá obligado a desenredar la trama de unos asesinatos. Pronto descubrimos con estupor y alborozo que el escritor se ha atrevido a llevar a las páginas del libro a los componentes de la Sagrada Familia y que el ayudante del investigador romano es, nada menos, que el mismísimo niño Jesús.


La sátira está no sólo en lo anteriormente apuntado, sino en que todo el libro es un ejercicio de estilo en el que se parodia el tono de los clásicos ("La Aurora empezaba a mostrar su dorado trono", pág. 178) mediante citas, a través del uso de los epítetos de fuerte carga literaria ("hermosa doncella de ruborosas mejillas", pág. 52),  con las denominaciones aparentemente serias por el regusto del latinajo ("La XII Legión Fulminata...al mando de Liviano Malio", pág. 11), o mediante el uso del contraste entre lo que conocemos de la época y lo que él da por supuesto con una normalización lingüística que provoca la carcajada abierta (hablando de los nabateos, p.e. "extreman la formalidad y la discreción y son muy ceremoniosos. Comen y duermen separadamente, y cada vez que se dan por el culo se hacen mil reverencias y se interesan por la salud del otro y por la marcha de sus negocios", pág. 10). Todo este ramalazo satírico, además de estar al servicio del simple humor, le sirve para asentarse en la crítica de todo aquel mundo que en tantas cosas se sigue pareciendo al nuestro: radicalimo religioso, capricho de los dominadores, con recalificación de terrenos incluida para obtener pingües beneficios, tanto por parte de los centuriones como de los sumos sacerdotes. 
Todo, pues, como un divertimento muy serio, magníficamente escrito y que le ha supuesto al autor una tarea ingente de preparación porque, en la nota de coda, todavía se molesta en dejar claras sus fuentes para afirmar que, aunque inventada la trama, gran parte de los elementos que maneja están bien documentados. Hilarante, fresca, como vino espumoso, adecuadísima para la temporada estival. 

José Manuel Mora








Comentarios

L.E. ha dicho que…
Me encantó este libro!!! bueno, todos los de Mendoza me apasionan, pero la palabraría de éste era muy divertda.
Basi ha dicho que…
No te pierdas la última: "El enredo de la bolsa o la vida", divertida y muy actual, fíjate que hasta aparece Ángela Merkel, Angelines para el protagonista.