Siempre feliz, de Anne Sewitsky

Comedia ácida


Después de casi un mes sin ir al cine, because mi viaje al norte, la elección de la película de la primeriza ANNE SEWITSKY , SIEMPRE FELIZ, me devuelve a la invernal y fría Noruega. A ella llega un matrimonio desde Dinamarca, con su hijo, de origen africano. Parecen la pareja perfecta, viajados, inteligentes, simpáticos, elegantes; o al menos lo son para la mujer de la familia con la que se encuentran y que les ha alquilado una casa próxima a la suya.  El lugar se halla en medio de ninguna parte y absolutamente cubierto de nieve. Se supone que debe de haber un pueblo no muy lejos ,donde hay una coral eclesial (por cierto, las piezas cantadas por un cuarteto de chavales, a modo de introducción de los sucesivos momentos, son magníficas, al igual que la forma en que las interpretan).








Kaja es aparentemente la mujer constantemente feliz del título, de permanente sonrisa. Pero los cuarenta son una edad muy traidora, la cirsis y eso, ya se sabe, y basta un poco de alcohol para que empiecen a surgir las insatisfacciones, primero de manera ahogada por las lágrimas, después ante la posibilidad de contrastar lo que se vive con la alteridad que representan los otros, los recién llegados. Y surge la infidelidad, y los reproches, y no en una única dirección. Cada personaje tiene su herida particular. Incluso los niños establecen una relación algo enfermiza.


Pero todo ello se nos muestra no con la soterrada y tormentosa forma en que Bergman nos presentaba los conflictos de sus personajes, sino con toques de humor que acaban resultando algo amargos, puesto que lo que vamos viendo es un grupo de seres humanos frustrados, infelices. La imagen que he seleccionado ilustra bien, creo, la levedad y la risa del tonteo de los desnudos concupiscentes, absolutamente incomprensible para quienes estamos acostumbrados a otras calideces. Es verdad que la directora evita el dramatismo de situaciones que podrían ser mostradas con tintes más negros. Yo lo he agradecido.
La peli está servida por unos actores aquí desconocidos, pero que encarnan a sus personajes con autenticidad y sencillez y está fotografiada por una cámara que ha sabido captar la excepcional luz, o su ausencia, de la lejana Escandinavia.
Es curioso que la obra se haya valorado en festivales tan distantes y distintos como el de Sundance (USA) y el de Sevilla. En ambos ha sido premiada por jurados bien dispares. Habrá que estar atentos a esta nueva realizadora y a sus próximos filmes, si es que continúa con su carrera.

José Manuel Mora.

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