Vive como puedas, de J. Berges

De la crítica de libros...

La lectura de este libro me lleva, y lo hago de entrada, a una reflexión sobre el papel de los críticos de libros que trabajan para periódicos y sus magacines (v. RAE) y también para las editoriales. Es normal que estos últimos, que a veces forman parte del consejo editor de la empresa, o por lo menos de su equipo de lectores encargados de la preselección de lo que ésta va a publicar, se deshagan en elogios y defiendan la obra. A veces se instalan en la línea editorial de la casa, o procuran marcar tendencias que luego el editor puede aceptar o no, ya que en definitiva es quien arriesga en la publicación. La aventura editorial en España en estos momentos es ardua y azarosa, así que hay que calibrar bien antes de decidirse. Antaño los editores eran gente culta, preparada, con gran bagaje de lecturas e instinto empresarial. Hoy en día el panorama se ha complicado de tal manera que cada vez resulta más compleja la selección. He de decir que el sello Tusquets tiene un historial extenso y serio y que me produce confianza.

El primer grupo citado, el de los críticos periodísticos (diferente de la crítica académica/universitaria), es harina de otro costal. En principio se les supone conocimientos especializados como expertos lectores. Algunos incluso se especializan, como Guelbenzu, en el Babelia, que suele comentar literatura anglosajona. Pero es cierto que determinadas cabeceras periodísticas entran en concomitancias "curiosas" con determinados grupos editoriales. ¿Cómo no suponer, entonces, que el crítico va a alabar o denostar el libro en cuestión dependiendo de si pertenece a algún grupo afín o no? Por no hablar de las filias y las fobias que cada quien guarda a según qué autores. Siempre se ha dicho que la profesión de críticos es la de los resentidos, envidiosos y frustrados, incapaces de escribir ellos lo que se aprestan a comentar, lo que descalificaría sus opiniones. Y sin embargo, una cosa es escribir por gusto de compartir lo leído, como vengo haciendo desde estas "páginas", y otra, cobrar de quien ha de publicar tu trabjo, que tendrá sus intereses y no sé hasta qué punto puede imponer sus criterios de valoración. 
 

Viene la anterior reflexión a cuento de la lectura de mi último libro.  Libro que además compré guiado por la recensión crítica que leí en el periódico. BERGES. Joaquín. Vive como puedas. Barcelona: Tusquets Editores, 2011. La firmaba Ayala-Dip, con quien en otras ocasiones había estado de acuerdo y que me daba confianza. "Un escritor de raza", decía la bufanda roja que abraza la cubierta del libro. El tal autor, mañico de 1965, es cuasi colega: de filologia hispánica ("románicas" en mi tiempo) y que además ya había conseguido publicar una primera novela, El club de los estrellados, con la que ganó un premio a la mejor opera prima en 2009 y de la que yo no había oído hablar. Como a los toreros el valor, se le supone a Berges preparación técnica suficiente para ponerse a redactar casi 300 páginas. He de reconocer que nunca me he puesto a ello y que por eso me merecen admiración y respeto quienes dedican parte de su tiempo y su vida a redactar algo que luego corre el albur de no ser leído por nadie, o bien convertirse en un best seller, que decimos los ingleses; o todavía más, dormir un tiempo siempre escaso en la mesa de novedades hasta que otros vengan a sustituirlo. Si en ese lapso no se ha abierto camino, pasará a dormir el sueño de los justos en los catálogos editoriales y en alguna biblioteca pública o privada que lo haya adquirido. Ya lo decía Larra, escribir en España es llorar, y más ahora con la crisis.    


Los paratextos que acompañan las publicaciones pretenden orientar acerca de lo que tenemos entre manos, o bien animar a la compra, así que no es de extrañar que en el fajín mencionado se lea Una novela de enredo donde lo cómico se entrevera con lo emotivo.  Y en la solapa, junto con las notas biográficas de su autor, Berges nos propone una descacharrante comedia de situación (el adjetivo "descacharrante" se las trae, a mi modo de ver, en lo que se pretende una presentación formal). Lo de la comedia de situación es un calco lingüístico del inglés, del mundo televisivo, que es de donde hemos importado las famosas sit com, esas piezas que suelen durar media hora y en las que los guionistas saben que deben provocar la carcajada por contrato cada x minutos; carcajadas previamente enlatadas, para ayudarnos a meternos en  la situación. Se hace referencia demás en la misma solapa a la película de Frank Capra, que no he visto, Vive como quieras, canto a la familia libertaria y anticonvencional, como la del protagonista, Luis,  ingeniero, ecologista, casado, divorciado, vuelto a casar, con la crisis de los cuarenta a cuestas, escritor frustradode guiones para comedias televisivas, con hijos de diversas edades...


Todo lo anterior, como se puede suponer ya, o el autor quiere que dé, para tratar una temática variada: el amor, la paternidad responsable o no tanto, la amistad, la infidelidad, la homosexualidad, las drogas, el naturismo, la eutanasia... Mucho para poder llegar al fondo de ninguno de ellos, más si se quiere hacer desde una óptica cómica. Para un libro que se pretende divertido, no hay peor cosa que no lograr arrancar la sonrisa en el que lee (cosa que ya ha conseguido Mendoza desde las primeras páginas del que tengo entre manos y que, cuando acabe, comentaré). Tal vez se deba a que mi sentido del humor es de otra época o va por otros derroteros. Si además se pretende "emotivo" y no consigue conmover al que sigue la peripecia, el fracaso se puede considerar doble. El autor ha estructurado la narración también desde un doble punto de vista, el del narrador omnisciente en tercera persona, y el del protagonista que va escribiendo sus desventuras en un diario, (¡qué peligro, los diarios!) en primera, como corresponde. El personaje, como el que esto escribe, lo hace porque "si el cerebro humano sólo recuerda el diez por ciento de lo que lee, no quiero pensar cuál es el porcentaje que recuerda de lo que vive" (pág. 15), toda una declaración de intenciones desde el inicio. En esas líneas Luis pretende ser tan gracioso como en las cuartillas que emborrona para su futuro éxito televisivo. El narrador omnisciente marca distancias y valora situaciones y personajes desde una óptica aparentemente más ecuánime. Bien escrito, por supuesto, con toques irónicos, a veces inteligentes, otras veces facilones. 

Con todo lo anterior cabe suponer que no me ha entusiasmado, como así ha sido, lo que no quiere decir que a lectores más avezados o con un snetido del humor más en la onda del autor, no les encante. Lo que está claro, y con esto acabo, es que puede ser un libro adecuado para los calores que nos amenazan y que creo que seguiré fiándome más de la gente cercana, buena lectora, cuyos gustos conozco, y que sé que no cobra por recomendar una lectura: Dolors Insa, Isabel Tomás, Rosa Martín, Vicente Mora, Clara García, Basi Esteban,  Raquel Sánchez, Mª Luisa Perezar.... Valga esta enumeración para agradecerles desde aquí que me soplen en la oreja. Buen verano.

José Manuel Mora.

Comentarios

Antonio ha dicho que…
Te recomiendo que leas "El Club de los Estrellados" de este mismo autor. A mí me ha parecido una joyita literaria.

Saludos
Antonio
Bibliófilo
Basi ha dicho que…
A mí sí me gustó, me pareció que estaba bien escrito y me resultó entretenido. Agradecí que lograra alejarme por momentos de las noticias sobre la prima de riesgo y los recortes presupuestarios. Todo un logro!!!