La parte de los ángeles, de K. Loach

¿Loach, comediante?

Soy seguidor de Ken Loach desde hace mucho tiempo, desde Agenda oculta y Lloviendo piedras, allá por los 90 del pasado siglo. Su cine ha sido siempre duro, de denuncia social, ambientado en los suburbios de las ciudades industriales británicas que tanto él como su guionista habitual, Paul Laverty, deben de conocer bastante bien a juzgar por cómo los retratan en sus filmes. Nos llega ahora su última peli, premiada además en Cannes, La parte de los ángeles. Conviene aquí un mínimo comentario sobre el título, puesto que parece ser una expresión conocida en los ambientes de destilación del güisqui para denominar la parte del licor que se pierde debido a la evaporación. Más abajo sugeriré una interpretación metafórica.


Loach ha militado en el trotskismo y tal vez de ahí le viene su radicalidad de planteamientos. Su hipercriticismo se exacerbó con la llegada de la Thatcher al poder en G.B. Y ello le llevó a veces a filmar auténticas películas de tesis y entonces su cine patinó algo. Sin embargo siempre ha sido creador de personajes inolvidables. ¿Cómo dejar en un lado de nuestra memoria a Ladybird Ladybird, por ejemplo? Ha habido siempre en sus imágenes algo del agitado movimiento de los filmes del free cinema, de su libertad de planificación y de montaje. Y la manera que tiene de retratar las calles de su país me trae a la cabeza el neorrealismo italiano muchos años después.


Pues bien, parece que director y guionista han decidido aquí darse una tregua. Y aunque en la primera parte de la peli la dureza de las situaciones parece conducir a un nuevo callejón sin salida, algo tan banal como el nacimiento de una criatura puede llevar  a un ser condenado casi de antemano por sus orígenes a plantearse intentar un cambio. Y quien vea en esto un recurso facilón, que piense en la de gente que sienta la cabeza obligada por el principio de realidad y por un sentimiento nuevo de ternura desconocido hasta que aparece la nueva vida en los brazos. Sólo que el intento de cambio se desarrolla según las coordenadas del entorno. No hay más que ver la imagen de los cuatro personajes que inician la aventura en las Highlands, disfrazados con kilts para pasar desapercibidos ¿Con esas pintas? .


Y así se produce el cambio de tono, el paso a la comedia, de situación y de diálogos ingeniosos. Hay también casi un cambio de género, para pasar a una peli de robo perfecto. Una vez más, algo que he comentado varias veces aquí, el desconocimiento de los actores, hace todo más creíble. Si a ello se le suma el que Laverty, el guionista, encontró en el mundo de la delincuencia callejera a Paul Brannigan, el que hace el papel protagonista, la credibilidad que el neonato actor puede aportar a su personaje viene de su inmediato pasado. Y si otra de las críticas que ha recibido la peli ha sido su exceso de "buenismo", en lo increíble de la posible redención del chaval, parece que en la realidad eso se ha dado. El actor acaba de rodar su segundo filme, y nada menos que con Scarlett Johansson.


Hay además un personaje conmovedor: el encargado de controlar que las horas dedicadas al trabajo comunitario para redimir la pena se cumplen. Tanto él como una mujer amiga de la madre de la criatura deciden que la gente debe tener derecho a un segunda oportunidad. ¿Podría ser ese el significado metafórico del título al que aludí más arriba? ¿Que estos dos personajes aportaran "la parte de los ángeles"? Y, ¿qué más da si la innata capacidad para los aromas del prota puede resultar menos creíble? Todo queda bien trabado en esta película que acaba siendo amable sin desdecirse de sus presupuestos críticos. La matrona que pone el bebé en manos de su madre le dice: "El niño viene con medio cerebro desarrollado. El otro medio depende de vosotros". Pues eso. 

José Manuel Mora


Comentarios

manipulador de alimentos ha dicho que…
Otra pequeña joya de Ken Loach, esta 'La parte de los ángeles'. Entrañable, divertida, real, positiva, siempre mirando al futuro con esperanza desde la solidaridad con la clase obrera e intentando obviar maniqueísmos. El protagonista es un héroe, sí, pero también ha sido un demonio. Que no se olvide. Todos tenemos una parte de ambos en nosotros. Un saludo!!!!!