El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Jonasson

¿Posmodernidad a la sueca?

                                                                                                    Para mis amigos upsalienses desde el sur

Decía Julio Cortázar que él, más que en las casualidades, creía en las "causalidades", aquello que sucede con una causa que seguramente desconocemos y que por ello atribuimos a la casualidad. En junio se dio la primera: la posibilidad de un viaje a Upsala, con gente joven de mi edad, de la Univerdiad Permanente de Alicante. Luego vino el recorrido por la zona sur de Suecia, desde nuestro aeropuerto de llegada en Nyköping. Por último el regalo de Reyes de mi hermano Vicente de un autor y un título para mí desconocidos. JONASSON, Jonas. El abuelo que saltó por la ventana y se largó. Barcelona: Salamandra, 2012. Trad. Sofía Pascual. 412 págs. Empieza uno a leer los paratextos de la solapa y la contracubierta y resulta ser un "suceso", que decimos los franceses. Sólo en Suecia se han vendido más de un millón de ejemplares, Libro del Año y Premio de los Libreros. En el resto de Europa va otro millón vendido. Y eso que no trata de vampiros ni el autor es Stieg Larsson.
 

Pero, ¿quién es este desconocido, el tal Jonasson? Se trata de una primera novela escrita a sus 47 años, después de vender la empresa que poseía y bajarse a disfrutar del dinero y la tranquilidad suiza para levantar este que ya adelanto es un estupendo artefacto narrativo. No en balde estudió español y conoce a Cervantes, a Lorca, a G. Márquez, incluso cita en el libro a C. J. Cela y su Pascual Duarte. De la lectura del libro se desprende que es un personaje que puede destrozar los prejuicios con los que los del sur vemos a los suecos: serios, formales, educadísimos... lo que también es cierto por otra parte. Pero el tono escogido por el autor es desde el principio descacharrante, informal, irreverente, con un toque casi ácrata.



El autor confiesa que se dejó llevar por el título que había imaginado y por el protagonista centenario que tenía en mente. Y una cosa llevó a la otra... Allan Emmanuel Karlsson vive en una residencia de ancianos como la que me llevaron a visitar en Upsala: limpia, ordenada, cálida, pero en la que, como en las guarderías, todo se ha de hacer a golpe de pito. Hay además una odiosa enfermera, Alice, que es la encargada de controlarlo todo. Así que el viejo decide hacer lo que el título señala. Y ahí se inicia algo que podría filmarse (va a hacerse) como una mezcla de thriller y de road movie. Los distintos sucesos irán incorporando a otros personajes, cada uno más desnortado que el anterior, como le sucedía al desventurado D. Quijote en su periplo aventurero. Y la trama se irá complicando hasta lo indecible.




En paralelo y de forma alternativa en los capítulos, todos esos avatares se van intercalando con el recorrido por la vida del abuelo centenario, lo que le permite al autor efectuar un repaso de todo el siglo XX. Hay en ello algo del espíritu que recorría la película Forrest Gump, en la que el protagonista se veía en medio de todos los hechos significativos de la historia de su país. El autor sin embargo reconoce que hay mayor deuda con el "buen soldado Svejk", de J. Hasek, ya comentada en estas páginas. Y lo dice desde su duda respecto a que el personaje sea alguien de absoluta clarividencia ante la realidad que lo rodea en cada momento, o sea un perfecto estúpido. En cualquier caso no se muestra demasiado complaciente con su criatura. Desde la primera página nos lo presenta como alguien que "nunca había dedicado tiempo a pensar las cosas antes de hacerlas" (pág. 9). Se trata de alguien que no ha sido tratado demasiado bien desde la infancia. Su padre alcohólico, sus vivencias, su castración selectiva (dentro del programa de eugenesia llevado a cabo en Suecia en el primer tercio del siglo pasado), lo hacen un hombre descreído, que sufre aversión hacia la política y hacia la religión, cualquiera que estas sean; tal vez por ello amoral, no juzga las cosas, se dedica a aceptar lo que la vida le depara y a tratar de salir indemne. Es además, en palabras de su autor "un idiota apolítico", que sin embargo consigue captar nuestra simpatía.


Jonasson trabaja su estilo desde la concisión: pocas descripciones y breves; acciones directas y con visos de verosimilitud, por muy disparatadas que puedan resultarnos. Usa de vez en cuando el estilo indirecto libre con el ánimo siempre de ironizar. Y ésa es su arma más certera. La ironía tiñe de humor todo el libro, pero no del de sal gruesa, sino del que nos hace permanecer con la sonrisa en los labios mientras leemos, muy british, podría decirse, por lo menos el de las películas de los años cincuenta con A. Guines a la cabeza en El quinteto de la muerte. Y junto a ello la crítica que dedica a los tabloides suecos que él conoce bien, porque trabajó en ellos. Y a la fiscalía encargada de perseguir el crimen. Tampoco los políticos que se asoman a la vida del viejo salen mejor parados.  En definitiva y como conclusión de esta larguísima historia personal "la vida había sido emocionante de principio a fin, pero no hay nada que dure para siempre, salvo, tal vez, la estupidez generalizada" (pág. 407). Por mi parte puedo decir que sin ser "esencial para la supervivencia", quien se adentre en sus páginas tiene entretenimiento y diversión asegurados. Yo he admirado mucho la exacta armazón de todos los elementos del libro, de personajes y de hechos, para que todo acabe encajando a la perfección. 

José Manuel Mora

P. S. Dejo a continuación el enlace a una entrevista que le hicieron los chicos de la 2 de TVE. Estupenda.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-2/pagina-2-entrevista-jonas-jonasson/1346407/

Comentarios

Basi ha dicho que…
A mí esta historia me cansó pronto, reconozco que tiene un estilo divertido y ágil, pero, no sé por qué, me cansó y no terminé la novela.
Jonás Giner ha dicho que…
El protagonista se deja llevar totalmente sin intentar ser protagonista de su propia existencia y el caso es que la propia inercia de la vida te lleva a conocer extraños lugares y personajes que siempre pueden llegar sorprenderte de nuevo. ¡La vida es maravillosa!