"Los Miserables" (no los políticos que nos gobiernan), la peli

 Del novelón al musical

Del mismo modo que suelo advertir a mis cada vez menos hipotéticos lectores de mis fobias al comentar un libro o una peli, también convendría señalar antes de seguir que soy un fan declarado de los musicales como género cinematográfico desde tiempo inmemorial: West side story o My fair lady marcaron mi incipiente juventud con su colorido, sus coreografías, sus historias cantadas, y aquellas melodías que podía tararear al salir del cine tras un primer visionado, sin que mis pies tocaran la tierra. Ya sé que es una convención, como lo es que en la ópera los personajes canten en lugar de hablar. Mucha gente encuentra esto artificioso y poco creíble y ello los distancia de de la historia o de la película. Hoy me he encotrado, para mi sorpresa, con bastante gente en la sala, bien es verdad que el marchandising de los grandes estudios estadounidenses es capaz de vender neveras a los esquimales.


Más precisones: desde que tengo memoria sobre mi curiosidad con respecto a los libros, recuerdo en la no muy abundante biblioteca de mi padre, situada en nuestra salita de estar, dos volúmenes rojos, de tamaño mayor del habitual, de los que nunca me quise desprender, pero que nunca leí. Hoy los he consultado y he visto que se trata de una edición de los años teinta. HUGO, Víctor: Los miserables. Barcelona: R. Sopena editor, 1931. "Mientras haya sobre la tierra ignorancia y miseria, los libros de la naturaleza del presente podrán no ser inútiles" (pág. 4). El escritor francés la publicó en 1862 en diez volúmenes, lo que se conocía entonces como "folletón", tras el fracaso de la revolución de 1848 y su evolución desde un romanticismo tradicional y conservador, a un universalismo de mayor justicia. Probablemente las imágenes de las barricadas están sacadas de lo visto en el París aquél. Se han hecho tantas versiones fílmicas que es raro para gente de mi edad no haber visto alguna con anterioridad. También conocía el musical en teatro, que presencié en Londres hace ya muchos años y que, aunque me resultó espectacular por el montaje, no consiguió conmoverme; da idea del éxito de la pieza a lo largo del tiempo y el espacio las permanentes versiones de la franquicia: West End, Brodway, Madrid...


Y vamos ya con la peli, que llega cargada de críticas de lo más dsipares. Su director, Tom Hooper, dirigió, la oscarizada El discurso del rey, ya comentada aquí. Parece que ha elegido trabajar de manera diferente. Lo habitual en los musicales es grabar en estudio la banda sonora, aquí responsabilidad de Shönberg & Bloubil, y meses después comenzar el rodaje en el que los actores cantan en play back, con el consiguiente distanciamiento que eso supone para la actuación. En esta versión todos cantan con su voz en el momento de actuar, gracias a un pinganillo que les acerca el acompañamiento de piano, que luego se transformará en una orquesta de setenta profesores en el montaje final. Y eso se nota en la verosimilitud de los intérpretes. A ello se añade la  opción por el plano corto para acercar el sentimiento de los personajes. Y esto puede ser discutible porque en general los musicales filmados tienden más al plano general para permitir coreografías, aquí practicamente inexistentes.


Junto a todo esto el director se pirra por los planos con grúa, ciertamente excesivos en algunos momentos, y por el gran angular, que distorsiona la imagen. Ha elegido también una fotografía oscura, de Danny Cohen, para plantear la realidad "miserable". El vestuario, bastante cuidado, es de un español, Paco Delgado, y responde a las imágenes de la época con bastante fidelidad.La actuación de los pesos pesados, Jackman y Crowe, junto a la Hathaway (la de Brokeback mountain) me parece muy acertada, aunque los personajes que pintó Hugo (sin leer la novela digo esto) sean de una pieza, como era de rigor en la narrativa de la época: el malo malísimo y los buenos, tan buenos... La obsesión de Jabert es comparable al afán de venganza del conde de montecristo, que también es de la época y la redención de Jean Valejean, el protagonista, y su posterior entrega es muy del momento narrativo.  A pesar del encasillameinto, sobre todo Jackman, todos transmiten verdad.


Párrafo aparte merece la interpretación de chafarrinón de la pareja cómica de los propietarios de la fonda: la Bonham Carter, que ya trabajó en el anterior filme del director haciendo de reina, y Baron Cohen quienes, a pesar de la sobreactuación, o precisemente por ella, están divertidísimos.


Abstenerse quinenes aborrezcan los musicales y quienes no quieran leer mientras ven la peli porque, salvados cuatro parlamentos en español, todo va en inglés subtitulado de forma bastante correcta. Quienes, por el contrario, gusten de la buena música, pueden acudir sin problema. La partitura es ya un clásico y está estupendamente cantada.

José Manuel Mora.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Pues, querido amigo, me parece muy bien lo que escribes.
Últimamente no voy a los cines de estreno, las veo en DVD o cuando las proyecta Canal +.
Manuela ha dicho que…
La he visto varias veces, la versión del Depardieu quiero decir. Me hubiese gustado algo más de diálogo y lo cierto es que también me resultó algo “ateatrada y todo demasiado impoluto”. Pero aparte de mis observaciones “tiquismiquis” la peli me gustó, estupenda interpretación, vestuario, fotografía además de esas cosas que uno sabe que están, pero no sabe como se llaman porque no entiende de cine...
manipulador de alimentos ha dicho que…
Gran puesta en escena y decoración y medios y también buenas canciones para que todo en 'Los Miserables, el musical,' acabe sonando huero, vacío, hueco.... Una lástima. Un saludo!