Eugénie Grandet, de Honoré de Balzac

La avaricia
 
Nuevamente me dispongo a entrar en terrenos procelosos. Los clásicos siempre lo son. Uno puede pensar, intimidado, que sobre ellos está todo dicho, y por mentes más preclaras, así que podría uno ahorrarse el viaje. Sin embargo, quienes curiosean por estas páginas sabrán ya que mi pretensión no es levantar acta de la Historia de la Literatura Universal. Hay muchas, y buenas. Más bien pretendo dejar constancia de mi errático deambular por todo aquello que me llama la atención por novedoso o bien, en un intento por rellenar lagunas profundas, echar un vistazo a aquellos libros que en su momento no leí. Éste es el caso del que me dispongo a comentar, que ha llegado a mis manos en un hallazgo inesperado en la reestructuración y expurgo de mi biblioteca personal y que, como se puede ver en la foto de cubierta que adjunto, se trata de una vieja edición descatalogada. 


BALZAC, Honoré de. Eugenia Grandet. Barcelona: Orbis y RBA, 1982. Como se suele hacer en las reseñas de lectura, hay un primer apartado que corresponde a hablar del autor. Vano intento por mi parte en la era de la wiki, y más aún cuando hace un tiempo cayó en mis manos la biografía de D. Honorato y ya hice de ella el comentario pertinente nada menos que en julio de 2011 (ZWEIG, Stefan, Balzac, la novela de una vida, para quienes quieran consultar en la etiqueta de "libros recomendados" de este mismo blog). Dejo aquí una pequeña autocita para saber de qué pie cojeaba y que conocía el tema que trata en su novela: "que dedicara ingentes esfuerzos a conseguir hacerse rico mediante negocios imposibles, que cada vez lo arruinaban más, o mediante un matrimonio ventajoso con una rica perteneciente a la nobleza, que lo alejara de los impagos y de la justicia y la cárcel, amenazas que se cernían constantemente sobre su cabeza". El autor cierra su obra con un apunte (París, septiembre de 1833) que me parece importante para situar la novela en el contexto histórico preciso: primer tercio del s.XIX y ambientada en Saumur, un pueblecito a un día de coche de caballos de París, por lo que el autor la tituló en su primera publicación en forma de libro (antes apareció en un semanario, L'Europe litéraire, por capítulos) "Una historia de provincias".


Vaya por delante que es lo primero que leo del monstruo de las letras galas y que de mis estudios salmantinos, que incluían la historia de la Literatura Francesa (D. Luis Cortés la impartía, además de hacernos el pino puente en clase, vestido con su terno impecable) sabía que esta novela configuraba un retrato imperecedero de la figura de un avaro provinciano, ya mayor, el tío Grandet, que vive acompañado de su mujer, de su hija Eugénie (así escrito a lo largo de todo el libro) y de la criada, casi sierva, Nanon. Estamos en un momento histórico en el que, tras la Revolución y el tornado napoleónico, llega la Restauración de los Borbones. Carlos X sería el último de este apellido en reinar. Era tan reaccionario que sus propios seguidores acabaron dejándolo caer. Y es en ese marco en el que algunos pretenden trepar en la corte y otros, como el tío Grandet, burgueses en origen, se han enriquecido a base de ser un tonelero y vinatero con buen ojo, a base de matrimoniar con quien se debe y heredar de los suegros y de los padres, y a base de especular todo lo que se puede y la realidad permite. Se aprovechó también de la compra de los bienes eclesiásticos y nobiliarios desamortizados.


La sociedad en que el tío Grandet se mueve no conoce más que un motor "Era el único dios moderno al que se tiene fe, el Dinero Omnipotente" (pág.45). En otro momento se dice "El dinero domina las leyes, la política y las costumbres" (pág. 112). ¿No suena de la más rabiosa actualidad? Es cierto que el protagonista (porque para mí tiene más enjundia el padre de quien ostenta el título de la novela), podría ser considerado un estereotipo, pero Balzac no lo construye de una sola pieza; es capaz de ternura con su mujer cuando la ve muy enferma, y con su hija, a pesar de tenerla casi enclaustrada; incluso con la fiel Nanon. Pero es verdad que como él,  "los avaros no creen en una vida futura, el presente lo es todo" (pág. 112). Al igual que hoy día, todos los protagonistas de los escándalos que cada dia se destapan deben de creer que, o bien podrán llevarse su fortuna al otro barrio, o quieren dejar solucionada la papeleta a su descendencia hasta la quinta generación, porque ellos no podrán gastarse nunca todo lo que han amasado. 


Con el agravante de que Grandet vivía de forma miserable, y hacía vivir del mismo modo a quienes con él vivían, y su mayor alegría consistía en encerrarse a contemplar su oro en una especie de gabinete acorazado que poseía en su casa. Incluso a punto de morir pide "Pon oro delante de mí, esto me reanima" (pág.214). Todo ello en una sociedad pueblerina de honda religiosidad, pero en la que el valor del dinero acabará sustituyendo los antiguos valores "¡Que el diablo se lleve a tu buen dios!" (pág. 112), exclama en un momento determinado el viejo.


El otro personajede la novela, el que le da nombre, es Eugénie, educada en la sumisión a la autoridad paterna y en el temor de Dios. Tierna, cariñosa, con capacidad de entrega, generosa. A ello se añade algo que flotaba en el ambiente, el sentimentalismo que hizo florecer la época anterior a la queBalzac escribe. Con ella viene asociado el otro tema del libro, el amor romántico. Pero la presencia del avaro y su afán es tan potente que el enamoramiento de la chica resulta absoluatamente literario (el enamorado, es primo de la muchacha, un petrimetre de París criado en la abundancia y cuyo padre quiebra de improviso y se siucida), evanescente, sin carne de auténtica pasión. Así pues su desencanto también puede que nos deje fríos. Ambos temas, el amor y los afanes económicos están en la vida de D. Honorato; pero si como dice Javier Cercas "todas las novelas son autobiográficas" (El País Semanal, 03-03-2013, pág 8), la maestría del escritor estriba en "reelaborar literariamente su experiencia personal " (íbidem). Y una vez más se hace cierto aquello que en los tiempos del formalismo en el que me formé en Salamanca se decía con tanto empeño "No el fondo, sino la forma, porque en literatura la forma es el fondo" (íbidem). Y aquí la manera en que el escritor ha sabido transmitirnos la pasión del viejo avaro por el oro es magnífica e imperecedera, de modo que, a pesar del tiempo transcurrido, el retrato podría ser válido hoy con la pertinente relectura más arriba apuntada.

José Manuel Mora.




Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hola necesito saber como poder contactarme para saber cómo hacer para rendir naturales y geografía del básico si me podrían pasar un guía de estudio o como hacer por favor