Ovidi Montllor y su archivo personal

 L'Ovidi

 Vuelvo a meterme en corral ajeno. Ya sabéis que de la Archivística se encargaba J.A. Fernández Cabello. A pesar de ello hay en este blog algunos escritos dedicados al asunto, bien por estar de rabiosa actualidad o porque trataran algún asunto que me interesara personalmente. De ambas razones se nutre el que de nuevo me poga a escribir sobre ese campo. De hecho no sé si etiquetarlo en "Archivística" o en "Actualidad". Luego los expertos saben que la información se puede recuperar por múltiples caminos.
 

 Como, a la vista de las "visitas", dudo mucho que la mayoría de quienes entran por estos andurriales sean expertos, conviene tal vez dar cuenta del modo en que se gesta y acaba surgiendo un archivo. Cualquiera ha podido tener la experiencia de empezar a almacenar por gusto o interés caulquier tipo de objetos: de críos coleccionábamos cromos, chapas o tebeos; de adolescentes, sellos, recortes de prensa con noticias y fotos de nuestros ídolos, o discos de vinilo; algunos, más raros, iban acumulando libros y formaban su propia biblioteca. Ya de universitarios podíamos guardar apuntes de clase, cartas, fotos, cuadernos de bitácora de los viajes que se iban haciendo, programas de mano de los espectáculos que uno iba a ver o de aquellos en que empezaba a participar. 


Si se ha trabajado en una oficina o en un centro de enseñanza, en una tienda, en una empresa juguetera, en un hospital, o en un juzgado,  cualquiera se da cuenta de la necesidad de almacenar y clasificar facturas, sentencias, historiales médicos, expedientes estudiantiles... antes de volverse loco con la profusión de materiales. A poco ordenado que se sea pronto se toma conciencia de la necesidad de agrupar, ordenar y nombrar el material, máxime si es variopinto. Y sin haber estudiado la materia específica, empiezan a colocarse etiquetas, normalmente de distintos colores y algún tipo de referencia escrita para que luego encontremos lo que andamos buscando. Como se puede ver, no me estoy refiriendo a los archivos históricos en concreto, sino a cualquier conjunto de documentación, latu sensu, que se quiera conservar y de la que se quiera disponer después.


Pues bien, Ovidi Montllor (Alcoi 1942 - Barcelona 1995), como artista polifacético que era, fue acumulando a lo largo de su vida personal y profesional un abundante material: fotos familiares y de actuaciones, partituras,  dibujos, recortes de prensa críticos, carteles de los conciertos o de las películas en que participó como cantante o actor, audiovisuales en los que él aparecía, postales, poemas, guiones de cine... Era mucho Ovidi, l'Ovidi. Para quienes ya tenemos una edad es fácil recordarlo cantando o actuando en la maravillosa Furtivos (1975), de Borau o trabajando para J.L. Cuerda en Amanece que no es poco (1989) por hablar sólo de sus inicios y su final. O participando en cualquier acto reivindicativo por su lengua, el catalán, único idioma que utilizó para cantar, como el resto de los integrantes de la Nova Cançó, o por las libertades en general. 


Un cáncer se lo llevó en plenitud de facultades y él cedió este vasto archivo personal a su amigo pintor Antoni Miró. Como cualquiera que no sea experto, uno se puede sentir abrumado por la responsabilidad de la conservación y el deseo de ponerlo a disposición de quienes quieran estudiar la figura del artista. Y así Miró lo puso en manos del historiador Àngel Beneito, para que se encargara de seleccionar, ordenar, etiquetar y tener organizado todo el ingente fondo documental de Ovidi, hasta ese momento un archivo privado. Si se quería difundir, antes se fijaban horas de visita y consulta, como sucedía en la casa museo de Joan Fuster en Sueca, por poner un ejemplo de mis años en la Ribera Baixa. Hoy la tecnología nos permite, previa digitalización de los materiales, una vez catalogados, colgarlos en la red y abrirlos a curiosos y expertos. De eso se ha encargado la Universidad Politécnica de Valencia, que lo ha ordenado, inventariado y digitalizado.


La página web http://www.arxiuovidi.info/ presenta en línea más de 4.000 entradas que desde la página de inicio se han reunido en ocho carpetas ordenadas alfabéticamente, desde las que acceder a los diversos matariales que integran el archivo: audiovisuales, carteles y hojas de mano, datos personales, epistolario, hemeroteca y recortes de prensa, partituras, textos y aportaciones multimedia. Hay un listado alfabético de todas las etiquetas y otra entrada con enlaces utilísimos para completar la información. Además el archivo es de algún modo interactivo. Por supuesto se pueden dejar comentarios que lo irán enriqueciendo (cosa que en los "de papel" no se podía hacer), e incluso se podrán añadir otros materiales si alguien los quiere aportar.

Todo lo anterior me parece que justifica el que me haya metido en terreno ajeno. Quién sabe si, a través de esta página, alguien llega al archivo del Ovidi. Será suficiente razón para haberle hecho un espacio en este blog "especializado". Dejo una de sus actuaciones como botón de muestra. Ovidi queda desde ahora más al alcance de quien esté interesado en su obra y pensamiento. A golpe de clic, que decimos los modernos.

José Manuel Mora.
 


Comentarios

Fran ha dicho que…
No sabía de la existencia de este archivo. Un lujo poder repasar la vida de este insigne alcoyano con tan variados documentos. Mal que les pese a algunos. Gracias!