Lapsus de titulación
A veces las prisas no son buenas consejeras. Preparando el viaje a Holanda de este pasado agosto, buscaba en mi archivo "epub" (signifique esto lo que quiera...) algún libro que tuviera que ver con el país, por su autor (y no encontraba ninguno, hasta que me enviaron el de Nooteboom ya comentado aquí) o por su temática. Y así saltó el que paso a comentar. CHAVARRÍA, DANIEL: Una pica en Flandes. Madrid: Punto de lectura, 2009. Fue uno de los que me llevé en la maleta y que, como se verá a continuación, me proporcionó un buen rato de lectura en esos "no-lugares" que son los aeropuertos, a pesar de no tener que ver en absoluto con el país al que me dirigía.
Se cree uno medianamente conocedor de la literatura latinoamericana desde los tiempos del boom y resulta que simpre quedan partes del continente por descubrir. En este caso se trata de un sureño nacido en la R.O.U. como suelen decir ellos, en 1933, "escritor cubano nacido en Uruguay", así él mismo se define. Vive en Cuba desde 1969, y vendría a ser un "marxista-leninista presos de patas en él". No sé si esta condición lo alejó de la promoción editorial de los escritores rioplatenses, ya que A. Carpentier, de quién se considera alumno, también era afecto al régimen y sí saltó al estrellato. Yo he de confesar que no tenía noticia de su existencia a pesar de que lleva publicando desde 1978. Habla cinco idiomas y es experto conocedor del latín y el griego. Además ha vivido en nuestro país. Estas dos últimas aclaraciones explican algunos aspectos del su libro, como los enigmas que hay que resolver, llenos de citas clásicas, y la ambientación en Madrid del personaje español.
Él suele clasificar sus obras en tres grandes grupos: político de aventuras, históricas y picarescas. Él mismo confiesa en cuanto a su estilo que "trato de hacer una literatura que esté al
alcance de amplios sectores de la población. Pero con dignidad, sin caer
en la estúpida lógica mercantilista". Y creo que anda bastante acertado en su autodescrpción. Dejo aquí un fragmento de la sinopsis que se encuentra en la página de ventas del libro. "Oscar, un arqueólogo ateniense homosexual; Manfredo, un mujeriego
profesor italiano y Gregorio, un bicho raro que ha vivido enclaustrado
en casa de su madre toda su infancia, reciben una extraña carta de una
misteriosa fundación. En ella se les invita a descifrar unos enigmas a
cambio de una altísima suma de dinero". Con estos mimbres iniciales, al escritor le basta para meterse en el bolsillo al inadvertido lector que, al poco, se encuentra preso de la trama.
(plaza del Ajuntamiento de Amberes o Antwerpen)
La historia de estos personajes distantes entre sí y que se desconocen, se nos va mostrando por separado a lo largo del primer tramo del libro. Sus vicisitudes son a cuál más descacharrante, y no entraré en detalles. La intriga se acrecienta cuando uno empieza a preguntarse quién estará destrás de la Fundación Pro Veritate, que tan generosamente sufraga los gastos del concurso y los premios consiguientes. Y en esta segunda parte, si no nos habíamos dado cuenta antes, se va haciendo evidente la ideología de sus miembros, que es la misma de su autor, descrita más arriba. Chavarría sabe poner la suficiente distancia a través del humor y la ironía para que, aún siendo seria la defensa que hace de unos valores que muchos creen periclitados (aunque tal vez más pronto que tarde haya que volver la vista a ellos de nuevo, dada la crisis en la que nos ha metido el sistema capitalista y quienes le son afectos), podamos reírnos con, que no "de" ese grupo de ancianitos excéntricos. Todo fluye con sencillez y todo se va trabando al llegar a la conclusión. Que no sean más que un atajo de utópicos no obsta para que el autor nos lleve de la mano por el entramado de la novela sin pesarnos un solo momento y sin podernos desvincular de lo que les sucede. Volvemos a la novela "tipo rollo chino", que decía Cortázar, pero bien escrita, bien contada, aunque no tenga nada que ver con el país que iba a visitar. Me ha proporcionado un sano espacimiento. No dejo, como otras veces, alguna cita de la obra, porque el autor está ajeno a la "transcendencia" (con todas las comillas necesarias), aunque sus ataques al "amigo americano" sean del todo serios y argumentados. Simplemente la recomiendo para quien quiera pasar un rato bueno, a modo de divertimento inteligente y comprometido, valga la parajoda.
José Manuel Mora.
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