La Biblioteca Universitaria del Centro de Utrecht

 Última sorpresa

Llego por fin a la última de las entradas que me ha posibilitado mi viaje veraniego a Holanda. esta vez se trata del descubrimiento al callejear de la rehabilitada Universiteitsbibliotheek Binnenstad, así llamada porque se encuentra en el centro de la ciudad y para diferenciarla de la novísima y bellamente diseñada Biblioteca Central de la Universidad de Utrecht, situada en el campus, a las afueras de la ciudad. Si en ésta última el arquitecto eligió el negro como color decorativo predominante, en la de la ciudad, como veremos, se optó por el blanco.

























Algo de información previa: la de Utrecht es una universidad que se remonta a 1636, relativamente moderna si comparamos con la fundación de las primeras nuestras, plenamente medievales. Sin embargo a finales de ese siglo ya se admitió en los estudios de teología a la primera mujer, aunque tras una discreta cortinilla, para ocultarla a la mirada curiosa de sus compañeros .Hoy en día está considerada como una de las mejores del mundo, la undécima entre las europeas. La biblioteca originaria, fundada en 1584, se fue conformando con los fondos confiscados a monasterios preexistentes en la ciudad. Alberga 50 manuscritos bellamente iluminados, por ejemplo el Psalterio de Utrecht y 270 incunables. Luego se adscribió a la Universidad.


Pronto el viejo edificio queda pequeño y además pasa a ser usado como palacio por Luis Napoleón, que se hace cosntruir una enorme y diáfana sala de baile, puesto que capilla ya tenía. Por el palacio pasaron en 1811 Napoleón, y luego el zar AlejandroI, de camino a Amsterdam. Se incendia después en el transcurso del alzamiento contra los franceses y en 1820 ya funciona como biblioteca de la Universidad tras una primera restauración. Después de sucesivas ampliaciones se realiza la última y formidable intervención en 2009.
































Ésta es la entrada lateral de la biblioteca en la actualidad, con puertas que giran sobre sus ejes al cerrarse; en el interior y a la izquierda, la recepción y al fondo y en sucesivos pisos, las diferentes dependencias. De hecho tuve que ser acompañado por uno de los bibliotecarios para no perderme, además de que me iba explicando las distintas áreas y secciones de la misma. El blanco, como anticipé al inicio, es el color predominante, junto al acero y al cristal. Los enormes ventanales neoclásicos y los lucernarios practicados en el techo a dos aguas, permiten el paso de una luz que allá en invierno es escasa. Los arquitectos han querido dejar clara la intervención y la conservación de las partes antiguas, incluso de una escalera que se considera parte arquitectónica patrimonial y que hubo que preservar.



En la institución presumen de que sea accesible en todo momento por estar toda ella en línea. Ofrecen una aplicación para teléfono móvil con la que se puede encontrar un puesto de estudio en momentos difíciles. Incluso se guardan las búsquedas y las consultas efectuadas por los usuarios, a modo "biblioteca personal". El acceso en en papel o en formato digital: textos, audiovisuales, libros electrónicos, mapas, partituras encuadernadas...


 


 




















Como detalle cabe añadir que está abierta los domingos y que en su interior hay un estupendo restaurante/cafetería para los usuarios y que, en un país tan ciclista como Holanda, disponene de un aparcamiento subterráneo con capacidad para 700 bicis en el patio interior del recinto. Otra de las peculiaridades es que existen múltiples salas de trabajo para pequeños o grandes grupos. Y en la zona de buhardilla hay unos cubículos para charlar o escuchar música. Por supuesto no se oye un móvil en ningún sitio.



Todo el espacio imaginable está habilitado para estanterías. Aún así, con la apertura de la biblioteca del campus, se realizó un traslado del fondo antiguo existente a aqéllas dependencias, seguramente por sus mejores condiciones de conservación. Los subterráneos incluso sirven de depósito. En muchas de las zonas se sitúan largos divanes que cuentan con enchufe para conectar el portátil.

 

 














No me resisto a colocar una foto más, para mostrar lo que fue la antigua capilla, hoy reconvertida en un espacio de tres plantas, que mantiene sus bellísimos ventanales y una luz tamizada desde el lucernario.Con todo ello no es de extrañar que, aun siendo agosto y domingo, la biblioteca estuviera llena.


Y aunque pueda resultar cansino mi lamento, uno vuelve a nuestra cruda realidad "recortada", en la que todo esto no deja de ser un sueño del que pueden disfrutar los holandeses o algún becario "erasmus" de los que luego se quedan porque les merece más la pena hacer pizzas allí y dar clase de inglés por Skype, antes que volver a su ciudad a incrementar el gremio de los parados. Deben de ser esos a los que Wert señalaba como con ansias de conocer mundo por la inquietud juvenil, antes que por la necesidad pura y dura. 

A pesar de que en Holanda también hay dificultades en estos momentos, no parece que el apretarse el cinturón pase por limitar el acceso al conocimiento para las generaciones jóvenes que serán las que sustentarán el pais en el futuro. Y hasta el próximo viaje y la próxima biblioteca. 

José Manuel Mora.







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