Las dos caras de enero, de Hossein Amini

El fatuum, que le dicen...
 
Ya sé que soy rarito, pero quienes siguen estas desconcertadas páginas ya saben que no me gusta la literatura negra, así que vaya de entrada que no he leído nada de Patricia Highsmith, autora de la novela en la que se basa el filme, escita en 1961, razón por la cual se ambienta en esa época. Y, a pesar de mi deficiencia, he de reconocer que sí he visto algunas de las pelis que se han rodado sobre algunos de sus títulos: Extraños en un tren; El talento de Mr. Ripley; El amigo americano... por no cansar. Lo que me ha llevado esta vez a la sala de proyección ha sido una razón mucho más prosaica: saber que se había rodado en Atenas, Creta y Estambul. Desde mi adolescencia siento una auténtica debilidad por Grecia, por sus paisajes, por su música, por su literatura, por su cultura en definitiva. Recuerdo haber bajado la cuesta en Cabo Sunion y haberme desnudado para bañarme en el sol poniente mientras los guiris aplaudían arriba el últmo rayo de luz. Rarito, ya digo. Así que vamos a ello.


He de confesar que saber que el director de esta Las dos caras de enero (2014) había escrito el guión de otro filme ya comentado elogiosamente aquí: Drive, y también de otro más antiguo, que además disfruté mucho: Jude. Se trata de Hossein Amini, escritor y director irano-británico. Si no suelo contar los argumentos de las pelis que comento, con mayor motivo no lo haré con ésta, que tiene en el suspenso uno de los grandes atractivos, al estilo del maestro del género, don Alfred H (véase la secuencia del aeropuerto). La historia de esta pareja estadounidense que pasea su "glamur" por la Acrópolis, y del joven guía con el que coinciden y con el que trenzan sus destinos, dista de ser lo que parece. No sé si la influencia del teatro griego influye en una especie de fatuum que los sobrevuela a los tres. La Smith no sólo cuenta buenos argumentos para ser rodados, además es maestra en retratar a personajes que se acaracterizan por una ambigüedad moral, cuando no por una amoralidad directa (Ripley, v.gr.), por su cinismo, por su afán de aparentar lo que no se es para dar el pego, por el tratamiento que hace de la culpa... Todo ello está aquí. Y la persecución que se entabla por las islas del Egeo a causa del trío protagonista y que nos permite recorrer esos paisajes bellísimamente fotografiados, arropados por la música del español A. Iglesias. Por cierto, la ambientación sesentera es magnífica.
 

Hay un argumento lateral que acabará teniendo también su importancia, y es el distanciamiento del joven guía respecto de su padre, algo que también le sucedió a la autora de la novela. Y no he leído nada al respecto, pero querría avanzar una hipótesis al extraño título de la peli, que por una vez nuestros distribuidores han mantenido. "Enero", el mes, toma  su nombre del dios Jano, de donde Januario, el dios bifronte, puesto que con una de sus caras mira al año que termina, el pasado, y con la otra, al año que comienza, el futuro. Algo de eso hay en la actitud de los dos protagonistas masculinos. Ceo que el personaje de ella, a pesar de tener también sus recovecos emocionales y de intenciones, sirve más bien en la trama para promover una rivalidad de tinte sexual entre los dos varones. Eso teniendo en cuenta que también ella toma sus decisiones con las consecuencias subsiguientes.


Si todo lo anterior no era suficiente, hay otra razón que hace que tienda a ver lo que rueda: se trata del actor Viggo Mortensen, a quien descubrí en El señor de los anillos, aunque ya lo había visto sin quedarme con su cara en Único testigo. Desde entonces he seguido su trayectoria hasta Un método peligroso, pasando por la escalofriante Promesas del Este. En todas me parece que el actor cuadra sus interpretaciones haciéndolas enormemente creíbles. Como a los vinos buenos, la madurez parece estar sentándole la mar de bien. La intensidad de su mirada, la fisicidad de su actuación le proporcionan un plus de emoción a su personaje. Kirsten Dunst es una actriz que aquí tiene el encanto necesario, la inquietud que va acumulando en el transcurso de los hechos, para que el personaje no sea una mera muñeca, sino alguien con trastienda. Ya la había visto en Entrevista con el vampiro y luego en  La vírgenes suicidas, pero al ser corales, la identifiqué menos, y en la serie de Spider-Man, en la que tan sólo acompaña al hombre araña. Creo que a partir de ésta la retendré con más claridad. El tercero en discordia, Oscar Isaac, era otro nombre sin eco, pero que después de consultar la wiki, descubro que me encantó barbadísimo y con gato y guitarra en Inside Llewyn Davis, aunque me pasara más desapercibido en Ágora de Amenábar. No desdice de sus dos compañeros en absoluto.


Una pega tonta: la secuencia en el supuesto palacio de Cnosos. No creo que una joya así se encuentre sin ningún tipo de vigilancia nocturna.  Peccata minuta, como podéis imaginar. Emocionante, hermosa, sugerente... ¿Qué más queréis para animaros a verla? Hay tan poco que merezca la pena en la cartelera veraniega... Por supuesto, el tráiler en V.O. para escuchar unas voces mucho más intensas que las neutras del doblaje con que he visto el filme.

José Manuel Mora.



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