Transparent, de Jill Soloway

 Con un par

 Vivir "en el armario" sin salir en toda la vida ha debido ser un auténtico martirio para tantas y tantas personas a lo largo de la Historia, conscientes de que, si se animaban a hacerlo, salir del armario, las consecuencias iban a ser terribles; escarnio, mofa y befa como mínimo en las sociedades "modernas"; cárcel o muerte en las más integristas, todavía hoy. Estoy hablando de mostrar y vivir los afectos y la sexualidad propios de una forma natural, como hace todo el mundo. ¿Qué pasa, pues, cuando "el armario" es el propio cuerpo? ¿Qué sucede cuando alguien es consciente de que vive en el cuerpo equivocado? Estoy hablando, claro, del fenómeno trans que, incorporado al movimiento y lucha LGTB, va adquiriendo cada vez más importancia y va exigiendo toma de posición de autoridades escolares, médicas, judiciales... Y más cuando se siguen sucediendo los acosos escolares, los suicidios de quienes no han podido soportarlo más, las dificultades de las administraciones para hacer que el calvario que padecen acabe cuanto antes.


Lo bueno de tener amigos de los que te puedes fiar, como es el caso de Carlos, que fue quien me la recomendó, seriéfilo de pro, es que uno se dispone a adentrarse en esta serie de 2014/2015 con la seguridad de que lo que va a ver en Amazon Prime merece la pena. Y además subido a una forma de verla que parece que es tendencia. Antaño (hace bien poco en realidad) el visionado de una serie dependía de la cadena emisora, que era la que imponía el ritmo, normalmente semanal. A veces, para no olvidar lo sucedido entre capítulos o entre temporadas, los guionistas se veían obligados a reiterar datos por miedo a la posible desmemoria (que se lo digan si no a los seguidores de Juego de tronos). Ahora, ayudado por el hecho de que aquí los capítulos eran de media hora, pude pasarme toda la primera temporada de una sentada, en una tarde de estos "entrañables" días festivos. Y la gozada se ve corregida y aumentada a mejor. La trama avanza de forma natural y va siendo cada vez más absorbente. Es una obra mayoritariamente femenina, combativa, y se nota: la creadora de la serie, Jill Soloway, firma también el guión y dirige alguno de los capítulos. Ya el juego de palabras del título ("trans-parent", padre trans, además del sentido de "transparencia" necesaria para vivir acorde con lo que se es) resulta muy jugoso.


Hay mucha literatura científica sobre un fenómeno que empezó a hacerse patente en los años treinta del pasado siglo, con el caso más conocido de Lili Elbe, cuya historia se cuenta en el filme de próximo estreno, La chica danesa. A partir de 2010 el asunto traspasa el debate intelectual y llega al debate público, sobre todo porque una vez más, series de televisión como ésta, películas como Transamérica (2005), o casos de impacto mundial, como el de quien fue medallista olímpico y ha aparecido en la cubierta del Vanity Fair con el nombre de  Caitlyn Jenner, protagonizando incluso su propio reality. El primer impacto ante el hecho incontestable lo sufre la familia, claro, pero en la serie ésta es tan desnortada que, embebido cada uno en su propia problemática (todos guardan sus secretos en sus propios armarios), nadie parece querer escuchar la confesión del padre/madre. Conforme van siendo capaces de atender a la novedad, cada uno lo vivirá de una forma: aceptación afectuosa, rechazo y decepción, conmoción por no saber a qué atenerse. Todos, menos la que fue su mujer, quien ya sabía de la afición de su marido por ponerse su ropa interior, la de ella. A pesar de sentirse mujer, o precisamente por ello, se sigue sintiendo atraído/a por otras mujeres, produciéndose lo que una de sus hijas denomina "lesbianismo" con toda la guasa incorporada. 


Tras la familia viene la reacción del entorno: vecinos, compañeros de trabajo... Llega un momento en que necesita retirarse a un medio más propicio, una urbanización habitada por travestidos, transexuales, o gente simplemente queer ("rara", para los de francés). Y veremos lo complejo del fenómeno y las diferentes actitudes que las propias implicadas pueden adoptar y que dependen del grado de radicalidad con el que quieran asumir su transformación. Como estamos ante una comedia, no hay aquí rechazos desgarradores, pero sí giros de guión traídos muchas veces por las complejas relaciones que mantienen los hijos con sus respectivas parejas y ex- y también de la que fue su mujer. Como no sabía que la serie tenía continuación en una segunda temporada, me pareció que el final abierto de la última escena era perfecto. Sin embargo al seguir la segunda (¿y última?) temporada, pasado el efecto sorpresa, me parece que algunas situaciones se estiran en exceso, aunque los diálogos siguen siendo estupendos y la alternancia entre momentos de dolor y los de risa se suceden sin chirriar.


Jeffrey Tambor ( a él y a su trabajo me refería en el título de la entrada) es quien carga con el mayor peso de la serie al incorporar a este ser humano que ha vivido, como dice él, transvestido durante sesenta años, no ahora, cuando ha decidido adoptar un papel femenino. Y lo hace sin caer en la caricatura, con dramatismo cuando conviene, o con ironía y sentido del humor cuando necesita lanzar algún dardo para defenderse. El amaneramiento es el mínimo; sus andares siguen siendo los que ha mantenido toda su vida, como su voz (que en el tráiler que he elegido se puede escuchar en toda su gravedad de varón). Conviene estar atento a toda su gestualidad facial, por la que transitan todas las emociones que puede experimentar un ser humano. Porque de eso estamos hablando, de personas que quieren sentirse libres para vivir como su cuerpo, su mente, sus sentimientos les indiquen. Nos queda mucho camino por recorrer en la aceptación de estas personas que sólo demandan respeto para la opción vital que han escogido o que les ha venido impuesta desde dentro de su ser. Y creo que esta serie puede ayudar a acercarnos al asunto con empatía. Nadie saldrá perjudicado.

José Manuel Mora.

Año y medio después se impone una coda, ya que por fin he visto la tercera, y ahora sí, última temporada de la serie. Los mimbres estaban puestos. Se trataba de dar altura al cesto. El/la protagonista ha ido dando los pasos necesarios para su transición. El que la familia lo acepte y lo siga queriendo no cabe duda de que ayuda. Sin embargo en el primer capítulo Maura se descuelga con la siguiente frase: "Tengo todo lo que necesito. ¿Por qué soy tan infeliz?", frase que podrían suscribir muchos humanos independientemente de su condición sexual. Solemos colocar la meta de nuestras aspiraciones un paso más allá de donde nos es posible llegar, lo que nos acaba haciendo desgraciados. Tras el cambio de vestuario y la salida del famoso armario, viene la hormonación y si se quiere llevar todo hasta el extremo de la coherencia, la cirugía. La directora deja claro que no todo el mundo tiene que pasar por ese proceso, que suele ser doloroso. No quiero destripar nada.


Al final, lo que se plantea es la asunción de la propia realidad dentro de las limitaciones que cada uno tiene. La familia sigue igual de enloquecida, cada miembro con sus traumas y sus soledades. A Tambor, citado antes, tendría que añadir ahora a  Amy Landecker, rostro que no creo que se me despinte desde su papelón en The leftovers, aquí sin el apoyo del perenne cigarro y mucho más vital y sonriente. Por no hablar de Dª Anjelica Huston, en un papel poco agradecido desde la fisicidad del personaje, pero que ella resuelve con su poderío habitual. Uno de los capítulos se dedica completo a rastrear el origen de los gustos del personaje por la ropa femenina, síntoma de algo más profundo, como se ve a lo largo de la serie y de la evolución del mismo. La historia da carta de normalidad con algunos años de anticipación desde los USA a lo que, con motivo de la celebración del World Pride, hemos visto este año aquí en entrevistas en televisión: madres que acompañan a sus hijos e hijas en el difícil tránsito, personas que han cambiado de vida y de familia, otras ya asentadas y aparentemente felices. La vida, en fin. Y el respeto que todos los humanos merecemos.
Vale.



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