Fargo, IIª temporada

 Orígenes

Creo que voy a empezar a considerarme miembro del partenariado de los seriéfilos. Como ellos, lo voy viviendo como un vicio solitario. Mi pareja se niega a acompañarme en la aventura, dada la dedicación que exige y me voy viendo los diferentes títulos, de atracón y a solas, sin la gozada que es compartir las aventuras y desventuras de los protagonistas. Creo por otra parte que la Segunda Temporada de Fargo, que ya anunciaba en el comentario de la primera entrega, merece una entrada aparte, dada la entidad diferenciada de estos diez capítulos, que me he merendado en tres días. Esta vez viene producida por la Metro Goldwyn Mayer; hablamos pues, de nuevo, de cine con mayúsculas. Veamos por qué. Se inicia en B/N con las imágenes de una peli de R. Reagan, para mejor situarnos en la que se da cuenta de una masacre de Sioux. De aquellos polvos...


A modo de créditos, se nos vuelve a advertir  de que se trata de hechos reales, con la misma ironía que en la primera temporada, pero eta vez acaecidos en 1979, lo que supone un salto atrás de treinta años. También hay un policía al que le toca lidiar con una matanza terrorífica, que se desencadena tras un primer triple asesinato; el causante es atropellado y muerto por una mujer de pueblo, que quiere alcanzar todas sus potencialidades, según lo que ve en infinidad de revistas de moda que atesora/amontona en el sótano de su casa. Su marido, un pobre diablo, sólo quiere adquirir la carnicería en que trabaja para lograr así el sueño de formar una familia, algo que se le resiste (sobre todo cuando sabemos que su mujer toma anticonceptivos a escondidas para no ver frustradas sus aspiraciones por culpa de un embarazo inconveniente). El contraste entre la violecia ciega que se desata entre clanes mafiosos por controlar el territorio, los Gerhardt, una familia emigrada desde la Alemania nazi, y los del "sindicato" de Minnesota, es brutal, sobre todo al ser contrapuesto a la apacible vida del policía, su mujer, su hija pequeña, y su suegro, también agente de la ley. Esos son los mimbres. Por las fechas es posible escuchar a este último reprochar si "no os trajisteis la guerra vietnamita a casa" y por eso viven en medio de una costante balacera.


Aquí también hay un par de hermanos que asesinan sin freno y no hablan, en la estela de los de la primera temporada; el negro que les da las órdenes, que dispara sin que se le mueva una ceja; los hermanos de la familia antes citada, y la madre, a la que hay que echar de comer aparte, ya que no quiere ser considerada una "débil mujer" y quiere ejercer el patriarcado heredado tras el accidente vascular de su marido,  y con el hijo adoptivo  indio, perfecto rastreador y tan implacable como el resto de su familia (algo es posible que tenga que ver con la matanza inicial en el filme de Reagan citado al principio). La época de los 70 que retrata viene servida formalmente por un recurso que se estilaba mucho entonces y que yo vi por primera vez, creo recordar, en Bullitt (1969), la división de la pantalla horizontal o verticalmente, lo que permite simultanear el visionado de escenas y acciones potenciando su dramatismo. Eso y lo acertado de la música elegida, así como la cuidadísima selección de vestuario (pantalones pata de elefente, cuellos cisnes, abrigos largos) son elementos que arropan perfectamente la historia.


El mensaje que parece destilar de tanta muerte es que no hay centro moral, no se distingue el bien del mal; parece evidente que para los que se asesinan sin piedad, sólo hay un negocio en el mundo, el del dinero asociado al poder que confiere; lo de las drogas no es más que un trasfondo, en el momento de crisis que vive el país, tal como señala el Presidente Carter en una aparición televisiva. Y como en toda época de crisis, las cintas de Ciencia Ficción tienen gran éxito. Aquí tendremos platillo volante y todo en una de las escenas claves, con las consecuencias hilarantes pertinentes, además de que venga incluido sin la más mínima explicación para su aparición ni para su partida. "Estaban en el aire"....  Los diferentes cuerpos de policía que pretenden parar la "guerra" son absolutamente ineficaces, entre otras cosas por los enfrentamientos a que los llevan las diferentes competencias si son federales, estatales o locales. Éstas últimas parecen ser las que salen mejor paradas. No es de extrañar que el "negocio" se mantenga así completamente boyante, manejado desde los despachos de la capital del Estado.Y hay una secuencia brevísima, flash-forward, o prolepsis, que explicaba en Literatura, que pone en relación esta segunda temporada con la primera. El atento seguidor de la serie tendrá que sacar sus propias conclusiones.
 

El reparto, una vez más es un total acierto. No recordaba a Kirsten Dunst como una de las protagonistas de Las vírgenes suicidas (1999), pero sí la reconocí como una de las secundarias de Hidden Figures, mi anterior entrada en este blog. Borda el papel de rubia tonta, a la vez que capaz de arrestos para defenderse y salir airosa de situaciones imposibles, lo que hace a veces que todo se complique más aún. El contraste con  Jesse Plemons, su inocentón marido, es brutal. Hasta ahora no había logrado quedarme con su nombre, aunque su cara es la del típico joven estadounidense (All The Pretty Horses, 2000; o bien El puente de los espías, 2015; también tendría que haberlo reconocido en el papel de Breaking Bad). Aquí da el tipo de hombre superado por las circunstancias y por su mujer. La que para mí ha sido un descubrimiento por la dureza de su mirada y su actuar sin dudar es Jean Smart, la matriarca del clan Gerhardt. Afán de poder, deseo de venganza, amor maternal, ambición, todo en la misma botella a modo de cóctel explosivo. Una vez más no deja de asombrarme que, aunque la idea orginal sea de la misma persona, el neoyorquino Noah Hawley, luego puedan ser sucesivos directores o él mismo, quienes se hagan cargo de diferentes episodios, y logren una coherencia ambiental y estilística (la temática se le supone) que es espectacular. Tengo que agradecer a otro miembro del partenariado, C. Jorques, que insistiera en que me animara a seguir la serie completa. Me parece brutalmente actual. Paradójicamente divertida en la mezcla de dramatismo terrible y humor negrísimo; se pasa de uno al otro sin transición y no termina uno de sorprenderse de los giros argumentales. No veo el momento de iniciar la tercera y última temporada. Seguiremos informando.

José Manuel Mora.

















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