Mozart in the Jungle, de Blair Tindall

Sex, Drugs, and Classical Music

Siendo la serie de 2014 no se puede hablar de primicia. Sin embargo la temática "musical" ha hecho que sintiera curiosidad. El cantar en una coral y haber actuado acompañado por una orquesta de 60 músicos da una perspectiva diferente a la del mero espectador. Y me ha resultado curioso adentrarme en el mundo de las pasiones individuales de los músicos. Sucede que son varias temporadaas y no sé si mi interés aguantará el tiempo suficiente. Lo ha sido sin embargo. Y lo digo ahora que he terminado la tercera temporada, cada una de diez capítulos. Ha ayudado el hecho de que cada uno durara tan solo treinta minutos y por supuesto la banda sonora. Mozart in the Jungle es su título y ha sido concebida por  Blair Tindall, la escritora y oboísta que escribió en 2005 el libro que da título a esta entrada  y en el que se basa la serie que, una vez más, ha sido dirigida por varias manos, una de ellas, en uno de los capítulos finales, la de su protagonista, el actor mexicano Gael García Bernal. La producción corre a cargo de Amazon, nada menos. La "jungla" es, por supuesto, la ciudad de Nueva York, donde recala un director de orquesta joven, proveniente del D.F. y que llega para dirigir la Orquesta Filarmónica de la Gran Manzana. Se trata del típico director estrella, "Rodrigo de Sousa", que esta vez no viene de centro Europa y que es un trasunto ficticio del venozolano Gustavo Dudamel. Me entero ahora, al buscar información, que se anuncia una cuarta temporada para 2018. Hélàs!

 
Como casi todo en Nueva York, una orquesta tiene que girar en torno al dinero para sostenerla. Abundan los patrocinadores y los generosos donantes que, como antiguos mecenas, aportan cantidades ingentes de dinero para financiarla. Para ello es necesario "vender" bien el producto en reuniones de sociedad, en subastas en las que hay que halagar hasta el aburrimiento a quienes asisten con tal de arrancarles un cheque. Al mismo tiempo los músicos de la orquesta se consideran, y son, trabajadores contratados, con un sindicato que defiende sus intereses, sus pausas en los ensayos, sus subidas de sueldo, sus seguros médicos, tan esencialaes  en ese país, donde todo es privado. Y como suele suceder en el mundo de la música de altos vuelos, las rencillas profesionales, los egos desatados, pueden dar al traste con un concierto o con la carrera de un buen profesional. Lo sé porque lo he vivido, y presencié cómo se suspendía un ensayo genral del Requiem de Mozart un rato antes de la actuación, porque el director se sintió defraudado por nuestra falta de profesionalidad (ëramos todos amateurs, por descontado). Como seres humanos que son, los músicos cargan con sus problemas personales, lo que incide en sus interpretaciones y en el sentimiento con el que tocan. Todo ello se supone. Aquí se muestra con bastante acierto en la primera temporada.



Sin embargo, conforme las temporadas se suceden los guionistas se han visto obligados a sacar la orquesta de la jungla neoyorquina para llevarla primero a México, cuna del "maestro" donde conoceremos sus orígenes y a la de Venecia, más decadente y bella, y donde la presencia de las divas (la bellísima Monica Bellucci aquí)sigue siendo un plus para cualquier concierto y cualquier director. Las peripecias de la oboísta y de sus compañeros de orquesta se entremezclan y a veces parecen ser traídas por los pelos. El viejo maestro al que Rodrigo sustituye es el incombustible Malcolm McDowell, a quien no veía, creo, desde la prhistoria de A clockwork orange, allá por el año 1971. Está pletórico, tanto cuando se desmelena, como cuando logra dar auténtica humanidad desvalida a su personaje.



 Lola Kirke, es la joven instrumentista con todos los sueños por realizar y que como suele suceder debe pasar por todo un meritoriaje, con humillaciones incluidas. Lo que pasa es que la actriz es tremendamente expresiva y cáida y posee una desenvoltura interpretativa que la hace muy creíble. La Wiki me sopla que actuaba en The Leftovers y no la he logrado identificar. No creo que a partir de ahora la olvide. Saffron Burrows, a la que debí de ver en Troya, me pasó completamente desapercibida entonces. Aquí posee magnetismo maduro, que es el bueno. Y Bernadette Peters,que sí recordaba de la pleistocénica e inolvidable Pennies from Heaven (1981), en un papel de señora estupenda capaz de pelear en un comité o de encamarse con quien le apetece. Muy divertida. 

  
Las excentricidades de alguien que viene de los bordes de la cultura estadounidense, permiten que presenciemos conciertos en el interior de una prisión o en un descampado de Manhattan. Las piezas que se seleccionan para ensayos y actuaciones son estupendas y la música de los créditos es pegadiza. Sin embargo no creo que haya bastado un pequeño cursillo al actor para que este pueda inspirar como director a una orquesta de semejante categoría. Está bien de gesto, pero los acentos de sus manos no parecen ir a veces demasiado acordes con lo que suena. Detalles de quien sabe lo importante que es atender a las señales del director. Esto le sucede a la oboísta y a quienes deben mimar el tocar un instrumento sin ser músicos.


Con todo, la serie se sigue con agrado y para melómanos irredentos será un plato de gusto. Las localizaciones son espectaculares, dado el nivel de producción. Parece que la cuarta temporada nos llevará a Japón y a un desenlace más preciso. Después de estas notas apresuradas nadie que se adentre en esta "jungla" deberá llamarse a engaño.

José Manuel Mora.

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