Man in an Orange Shirt, de Michael Samuels

 Historia en dos tiempos.

La BBC británica es toda una institución. Su imparcialidad a la hora de emitir noticias hace que sea la envidia de medio continente, de hecho nosotros tendríamos mucho que aprender. La producción de series y películas la convierte en un marchamo de qualité que además logra enormes éxitos de popularidad por lo bien que sabe contar historias y ponerlas en pantalla, más si son de época. Es una lástima que esta miniserie, tan sólo dos episodios de una hora cada uno (podría ser una peli larga sin más), no se vaya a proyectar en pantallas comerciales. Man in an Orange Shirt (2017, año en que se conmemoraba la descriminalización de la homosexualidad en Gran Bretaña y Gales y en cuya conmemoración participo la BBC con la cinta), está dirigida por Michael Samuels, especializado en trabajos para televisión que no conozco y se basa en un guión de Patrick Gale, que se ha inspirado en la historia de sus padres. Llegué a ella por recomendación de expertos cinéfilos y acabé de convencerme al ver que Vanessa Redgrave tenía un papel importante. El grado de fascinación que esta mujer ejerce sobre mí desde los tiempos de Blow-Up (1966), pero sobre todo desde su interpretación en Camelot (1967) llega hasta Isadora  (1968) o Julia  (1977) y más recientemente Regreso a Howards End (1992). Luego he visto que lo que se cuenta tiene muchas más virtudes que la hacen absolutamente recomendable.


La he subtitulado como "historia en dos tiempos" puesto que las dos narraciones que se nos presentan vienen separadas por setenta años. Durante la IIª Guerra Mundial dos militares que se conocen desde el colegio se decubren enamorados uno del otro locamente. Hace falta contextualizar el asunto, puesto que en esa época la "conducta impropia", dos adultos juntos sorprendidos en unas toilettes públicas, podía hacerlos acabar en la cárcel, basta con recordar lo que le pasó a tío Oscar. Al acabar la guerra se reencuentran en un cottage de postal fuera de Londres y allí comprueban que los planteamientos de ambos están muy distantes. El más acomodaticio, Michael (Oliver Jackson-Cohen), decide que ha de casarse con su novia de toda la vida para hacer como todo el mundo hace. Le pide a Thomas (James McArdle), pintor y bohemio, que sea el padrino de bodas. A regañadientes asiste y regala a la pareja un cuadro que encierra un secreto. En ese momento histórico, como en las buenas telenovelas, su amor, puesto que de auténtico y profundo amor se trata, es imposible. 





Con el nexo de unión de la esposa, convertida ahora en abuela, la Redgrave, el nieto del matrimonio, Adam (Julian Morris) vive también su homosexualidad de una manera atormentada. Ya no está penalizada, pero han sido muchos años de no tener modelos felices en los que mirarse y, ayudado por las apps para ligar, vive pendiente del que tenga cerca y esté dispuesto para un "quiqui" rápido (redundancia, puesto que el término es una castellanización de quickly, con rapidez). Es incapaz de hablar con franqueza con su abuela, a pesar del amor que se tienen, porque sabe que su conservadurismo podría comportar el rechazo. Así que vive bien encerrado en el armario. Hasta que conoce a un cliente de su clínica veterinaria, Steve (David Gyasi), quien le demostrará que el amor puede ser más reposado e intenso. Como decía el amante de su abuelo, ‘Quiero hacer cosas normales fuera del dormitorio como nunca pudimos. El que el personaje sea un negro acomodado, proyectista de interiores, no parece incomodar en la Inglaterra multiétnica de hoy. Sí se interpone en su relación dos maneras de concebir las relaciones sexuales completamente diferentes. 


En ambas historias hay una imposibilidad de vivir felizmente con la persona a la que se ama, condicionados todavía por el entorno social. Y en ambas hay destellos de emoción extraordinarios. Es impresionante el diálogo entre abuela y nieto al final. En ese sentido las interpretaciones son redondas. LOs diálogos se completan con miradas intensísimas que expresan más de lo que las plabras podrían. Seguramente la historia hubiera dado de sí para alargarse y desarrollar más ambos momentos, pero es cierto que así, al estar condensada produce mayor impacto. Está de más decir que la cadena que produce la serie mantiene como suele una factura impecable de producción, fotografía, música... Y que si, como decía B. Dylan, Things have changed, parece que tendrán que seguir cambiando para que la gente pueda ser feliz amando a quien desee. A tenor de eso, diría que es una peli necesaria.

José Manuel Mora.

En España puedes ver la serie en Filmin desde el 14 de noviembre. 

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