Eloísa está debajo de un almendro, de E. Jardiel

Ejercicio de nostalgia.




En el año 91 del pasado siglo todavía ejercía la docencia en el Instituto nº 4, el actual "Motserrat Roig" de Elche, e impartía una de las optativas que más juego daban entre el estudiantado: Expresión Teatral. Se trabajaba la ocupación del espacio, el sentido del ritmo y el movimiento, la creatividad y la imaginación a partir de objetos cotidianos, la improvisación desde una situación inicial, la sensorialidad, la capacidad de relajación, la intercomunicación de sensaciones y sentimientos, muchas veces catárticos en adolescentes... Y conforme iban madurando en la pérdida de la vergüenza y en la capacidad de aportación de ideas, fueron surgiendo los montajes. Primero dentro del aula. Luego llegó la participación en certámenes teatrales de estudiantes, con premios incluidos. El gesto de la muerte, de Cocteau (1989), 




















Fuera de quicio, de S. Sinesterra (1990),  


Eloísa está debajo de un almendro, de Jardiel (1991), 

















En la ardiente oscuridad, de Buero (1992), hasta que me trasladé a Alicante.


Viene todo lo anterior a cuento del estreno en próximo día 26 de enero, en el Teatro Principal, del penúltimo de los títulos, la Eloísa de Jardiel Poncela ((Madrid 1901- íd. 1952). Cuando se dirige una obra y se ensaya durante tres meses, el que lleva la batuta acaba por hacer todos los personajes y acaba incluso por aprenderse casi de memoria el texto. En aquella ocasión el actor que interpretaba a Ezquiel enfermó y me tocó sustituirlo aunque fuera con el texto en la mano, ya que los familiares del alumnado abarrotaban el salón de actos. Menos mal que no hay documento gráfico.



La obra se estrenó en Madrid en 1940 y tal vez por el clima de postguerra su autor, que formaba parte de una generación de humoristas que escribían teatro y cine (M. Mihura, A. Lara “Tono”, E. Neville, López Rubio),se decidió por un texto que, aunque aparentemente presentaba una historia de amor entre dos jóvenes de la buena sociedad madrileña, le permitió desarrollar situaciones enloquecidas, cercanas al teatro del absurdo. El prólogo en un cine de Madrid no tiene desperdicio por lo acertado de la captación del habla de la calle. con hallazgos descacharrantes, "ozonopinee. ozonopinee usted" y ya puestos "soy de su misma ozonopinión". El primer acto en casa de los Briones, apellido familiar, plantea situaciones hilarantes entre el postrado Edgardo que viaja desde la cama y su hermana Micaela, que está "briones completa", o con los criados, por no hablar de Práxedes, la criadita que se pregunta y se contesta sola a una velocidad de vértigo. Todo se va enredando cada vez más en una comedia, con un supuesto asesinato y un amor casi imposible entre Mariana y Fernando, por no hablar del otoñal romance entre Clotilde y Ezquiel. El problema con Jardiel surge cuando, al llegar al paroxismo del absurdo, buen chico como es, acaba explicándolo todo y la magia se pierde. Mientras tanto la diversión ha estado asegurada.



Es una obra con muchos personajes y por lo tanto cara de montar. Mariano de Paco, su director, prfesor universitario, gestor teatral, ha decidido hacer actuar en dobles papeles a sus diez actores para trabajar un texto que ha versionado el bisnieto del dramaturgo, Ramón Paso.. Para que la obra sea fácilmente transportable en los bolos por España, a la vista de las fotos del montaje, se ha inclinado por una funcionalidad minimalista para los múltiples espacios que se suceden en la comedia y que habrá que imaginar a partir de la palabra dramática. De los actores no quiero hablar hasta que no vea la función. Lo que sí puedo asegurar a los que hayan llegado hasta aquí en la lectura es que, si asisten a la representación,  se reirán a mandíbula batiente y no se aburrirán.

José Manuel Mora.

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Comentarios

Larra ha dicho que…
Moldeados fuimos por tu mano invisible, querido Profesor. Un GRACIAS infinito. FDO. Edgardo
MBAD ha dicho que…
Sabes de sobra, querido Edgardo, que fue un placer, una aventura, un chorro de adrenalina trabajar con vosotros, a vuestro lado. Qué bien que nos los "pasemos".