Del enebro, de los hermanos Grimm

 Joyita bibliográfica.

Los caminos por los que los libros llegan a nuestras manos son laberínticos e insospechados muchas veces. Fui a 80 Mundos, mi librería de referencia, buscando un título de una autor mexicano. No lo tenían, pero Ferran, ayudante de las libreras, me sugirió otro, desconocido para mí, previniéndome de que se trataba de una reelaboración de un clásico del XIX. Pensé que debía empezar por el original y el muchacho me presentó un libro de formato pequeño, delgado, mate en su estampación delicada y cuidadísima. Al abrirlo me encontré unas guardas gruesas y bellamente decoradas con motivos de detalles arbóreos. El título venía en letra gótica alemana. GRIMM, JACOB & WILHELM. Del enebro. Zaragoza: Jekill & Jill, 2018; sexta edición. Ilustraciones de Alejandra Costa; traducción (exquisita) de Núria Molines; prólogo de F. Ferrer Lerín e introducción de Adriana Bertorelli; 72 páginas seguidas de la versión original en alemán, Van den Machandel-Boom, del año 1812, a dos tintas, negra y roja, a tono con los grabados que ilustran lo que en Biblioteconomía hubiéramos llamado una joya bibliográfica y que recibió justamente el Premio al Libro Mejor Editado en Aragón en 2012. De hecho el ejemplar viene incluso numerado; de los 1500 que conforman la tirada es el 16. La cubierta habla por sí sola. Una sugerencia: los textos introductorios y los paratextos de la contracubierta deberían leerse a posteriori, para mejor preservar la sorpresa.


 ¿Qué hace un señor de mi edad leyendo cuentos a estas alturas? Los Grimm fueron extraordinarios folcloristas y muchos de los que recopilaron  procedían de la tradición oral. Éste proviene del original de P. O. Runge, pintor romántico y escritor, que fue quien lo rescató originariamente. De hecho, el inicio nos sitúa en un pasado remotísimo, como requieren estas historias: "Hace mucho, mucho tiempo, dos mil años como poco" (pág.17). Es posible que esa distancia temporal ayude a hacer más tolerable lo que se nos cuenta. Hay una madrastra, un niño del matrimonio previo no querido, una malignidad irracional en la mujer y una solidaridad fraternal por parte de la hermanita nacida después. El padre parece no enterarse de nada. Ah, y un enebro, claro. Ya en el XVIII se cita el árbol por sus benéficas cualidades, también lo hacen antes, en el XVI y mucho antes, Dioscórides en el s. I; larga tradición, pues. Señala el prologuista como antecedente al valenciano Jaume Roig (1478) y, como posibles secuelas de la malvada protagonista, al barbero Sweeney Todd, de T. Burton, incluso al Campeador ganando batallas sobre su caballo  una vez muerto.



 Antes de que Disney edulcorara muchos de los cuentos clásicos, éstos tenían un componente terrorífico que nos dejaba el ánimo en suspenso al leerlos cuando niños. Hansel y Gretel perdidos en el bosque, Caperucita a punto de ser devorada por el lobo, y ello tenía un sentido, enseñarnos los peligros que nos aguardaban si nos alejábamos de casa, del círculo protector del hogar; a ello se unía el componente moralizante, puesto que mostraban modelos de comportamiento humano que acaban dando sentido y validez a la vida, ya que tienen una labor formativa. Los mismos hermanos Grimm acabaron autocensurándose y matizaron la truculencia o suavizaron las alusiones sexuales. Sin embargo son los elementos siniestros, espeluznantes, del relato los que permiten que brille finalmente la luz. Sin ánimo de destripar la historia, ésta tiene un componente de prueba de paso hacia la madurez, como la mayoría de los cuentos tradicionales.


Conviene dejarse horrorizar por lo que sucede, sólo así acabaremos disfrutando del final, que es feliz, como no puede ser de otro modo, con un punto de ambigüedad que queda sin aclarar. La estructura narrativa es sencilla, acumulativa, y ese pajarillo que sólo canta una segunda vez si se le da a cambio algo, acabará por tener un sentido y hará que el cuento se cierre a la perfección. Las ilustraciones, de las que dejo aquí sólo unas pocas, acompañan la trama y nos transportan a una época en la que las pantallas no mataban con su explicitud la sugerencia del grabado en blanco y negro, con un hilo rojo entre dos páginas, o un toque de color en medio del dibujo. El regalo que se esconde en la trasera de la contracubierta es una auténtica delicia. Cuento, pues, para estómagos preparados. Si se lee a alguna criatura, mejor será hacerlo con forum posterior, para que pueda preguntar y quedar tranquila. Como decía al principio, una verdadera joya.

José Manuel Mora. 

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