Biblioteca Civica "Angelo Mai", Bérgamo

 En el corazón de la Città Alta.

Cuando uno llega a Bérgamo son haber preparado demasiado el viaje, descubre con sorpresa que la ciudad en realidad son dos ciudades. La Città Bassa, responde a los patrones de las que se encuentran en la llanura padana, con calles que mantienen el esplendor decimonónico. Sin embargo, la que concita el interés de las huestes turísticas, entre las que he de confesar que me sumergí, es la Città Alta que, como indica su nombre, está situada en un otero desde el que se divisa la ciudad moderna a los pies, hacia el sur, y se dibujan los Alpes por su cara norte. Al recinto amurallado se puede acceder mediante un funicular, que te deja en su mismo centro. Y al llegar a la Piazza Vecchia, donde se encuentra el Palazzo della Regione, el del Podestà, el Campanone, cerrándola vemos un potente edificio blanco, el Palazzo Novo, que primero albergó el Ayuntamiento y desde 1928 es la sede de la Biblioteca Civica "Angelo Mai". Quien no lo sepa, tal vez se sorprenda de ver semejante edificio de mármol blanco dedicado a un uso bibliotecario, aunque con su especificidad. Veamos.

Las bibliotecas públicas italianas suelen resultar admirables por lo bien dotadas y atendidas que están, cosa que desgraciadamente no sucede en las nuestras por dejadez de la Administración o por fondos insuficientes, lacras contra las que han de luchar los aguerridos bibliotecarios (masculino inclusivo; son mayoría las mujeres al cargo) que las regentan. Si como en este caso la sede es palaciega, la sopresa se acrecienta. En la planta baja se exponen una serie de códices miniados, cantorales de hermosas letras capitales decoradoas finamente, que como siempre están abiertos por las páginas más interesantes, pero se hallan cubiertos por una vitrina protectora. 


    












Al subir a la planta noble (22 m. de largo, por 10 m. de ancho y 15 m de altura), la sala Furetti, que lleva el nombre del cardenal que legó todo sus fondos librarios y personales a la ciudad en  1760, la luz penetra a raudales por los amplísimos ventanales que dan a la plaza: conserva pergaminos, códigos, incunables, partituras musicales de inmenso valor. A lo largo de las paredes se sitúan estanterías de madera del s. XVIII para albergar todos los materiales, adornadas con columnas macizas de nogal. Los frescos del techo han sido restaurados y el espacio se utiliza para las consultas de los usuarios, manuscritos y obras modernas impresas, y toda clase de documentos. 


La peculiaridad mayor de la biblioteca es que se ha convertido desde 1950 en el centro de referencia para todos los que quieran estudiar la figura y la obra de Torcuato Tasso, autor del poema épico clave de las letras italianas, Jerusalén liberada. Hay más de 700 obras referidas a Tasso, manuscritas e impresas, lo que la convierte en la más importante en su género (https://www.centrodistuditassiani.it/). Por eso la sala más hermosa del palacio se conoce con el nombre de Sala Tassiana. En ella se encuentran unos globos terráqueos realizados por Vincenzo Mª Coronelli, cosmógrafo de la república de Venecia. Se remontan al año 1688 y 1692 y son de tamaño considerable, con 3'5m. de diámetro y reproducen con bastante fidelidad lo que se conocía de la tierra en la época. Aquí la luz es más tamizada para proteger lo que la sala guarda. Los techos están espléndidamente decorados y lucen más tras la restauración recientemente realizada.

 















 En medio de tanto turista, poder entrar en este remaso de paz y dar una vuelta entre tanta belleza sosegada supone un premio para quien quiera salirse de la locura colectiva en la que andamos inmersos cuando viajamos. Si además se necesita realizar una investigación relativa al poeta, la atención del personal especializado es exquisita y seguro que posibilita encontrar lo que se desea. Recomiendo dedicarle un rato si está uno interesado en estas cuestiones, al pasar por Bérgamo.

José Manuel Mora-









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