"Anne with an E", de Moira Walley-Beckett et. al

 Dickensiana.

Esta vez el soplo me llega de Gran Bretaña. Mi antigua alumna suecana, Maite, de buen paladar cinéfilo, me recomienda ver, en V.O.S., of course, una serie de la que no había oído decir nada, tampoco había visto ninguna referencia periodística sobre ella. Y es que llego con retraso. Anne with an E empezó a verse en 2017 nada menos. La tercera temporada se ha colgado en Netflix recientemente, en enero de este año. Y, aunque el primer episodio es casi una película de duración estándar de hora y media, los capítulos, veintesiete en total, son de 45 mi. cada uno, muy manejables para ver varios de golpe. CBC Television es una corporación pública canadiense, que ha elegido la serie de novelas Anne of Green Gables (Ana la de las Tejas Verdes, 1908), escrita por Lucy Maud Montgomery, una autora canadiense de gran éxito en su país, como base para la producción televisiva, ideada por Moira Walley-Beckett, quien ya produjo y escribió aquella sorprendente maravilla de Breaking Bad.


Como para mí es una escritora desconocida, creo que merece la pena aportar algunos datos sobre ella para enmarcar su obra en el espacio y en el tiempo. Nacida en Isla del Príncipe Eduardo, uno de los territorios federados de Canadá, en 1874, murió en Toronto en 1942. Se formó como maestra y realizó estudios literarios. Dio clase, fue periodista y escribió una serie de novelas que tienen como protagonista a la tal Anne, con"E". Fueron publicadas entre 1908 y 1921, lo que señalo para mejor entender la postura de la escritora respecto a la situación de la mujer en la sociedad  de entonces. No conozco los originales, por lo que no sé cuánto de ellos habrá en la adaptación que se ha hecho para la serie y cuámto han aportado los creadores de la misma. Mi comentario se atiene a lo que he visto. Sí me llama la atención de su biografía el hecho de que acabara casada con un pastor protestante.
Anne  Shirley es una chiquilla huérfana, maltratada en el orfanato por sus compañeras, por ser pecosa, pelirroja y aficionada a las lecturas desmesuradamente románticas. Tampoco ha tenido suerte con las familias a las que se la ha trasferido, puesto que ha sido una criada explotada por gente tan pobre como ella. Debido a un error, la niña es acogida por Marilla y Matthew, dos hermanos, ya mayores, que esperaban a un muchacho que los ayudara en las tareas de la granja. Parece que la escritora leyó el suceso en los periódicos y le supuso un acicate para novelarlo por extenso. Las tres temporadas se centran en la todavía niña de once años que llega a la finca "Green Gables" con toda su imaginación desbordante a cuestas y una irrefrenable necesidad de hablar; la preadolescente de quince que acaba destacando en la escuela por su inteligencia despierta y su desafiante reto frente a un compañero tres años mayor que ella, Gilbert Blythe, tan inteligente como su rival; y la casi adulta que se prepara para ir a la Universidad. Sería casi un bildungsroman, una historia de aprendizaje. La muchacha irá aprendiendo de sus propias experiencias, que suelen ser desastrosas, dada su impulsividad, pero también de la sabiduría amorosa que le aportan quienes la han adoptado, unido a las enseñanzas de una profesora orgullosa de su autonomía como ser humano completo y no la mitad de nada, y de la vieja tía de una compañera de clase, Diana, quien le muestra desde su ancianidad que hay muchas maneras de amar. La amistad indestructible que se fragua en la adolescencia, la solidaridad entre iguales, la propia valoración como elemento constitutivo de la personalidad, la lucha por la justicia y por la libertad de expresión y la consecución de los propios sueños, el descubrimiento del amor, todo va conformando la manera de estar en el mundo de Anne, más literario terminado en "E", que si se llamara simplemente Anna, con"A".  Vemos su incipiente voación de escritora plasmada en un periódico escolar y su capacidad de aceptar la diferencia, sea por la raza, como sucede con la niña nativa, o con el amigo negro de Gilbert, o finalmente la aceptación de la orientación sexual de su compañero Cole. El arco temático es variadísimo y lo que me ha resultado más atractivo ha sido la perspectiva que los diferentes directores de los episodios adoptan para contar la anécdota, siempre desde los ojos eternamente abiertos de Anne.


Ayuda mucho a la credibilidad de la anécdota la dirección artística, esmeradísima, más fácil de conseguir al estar ambientada en el campo canadiense y ser escasas las escenas urbanas. La belleza de los paisajes, la luz con la que son captados, las panorámicas, nevadas o no, me han hecho recordar mi viaje a la zona del río S. Lorenzo hace ya tantos años. La iluminación de los interiores es pictórica en muchos momentos. Me ha traído a la mente la serie de pintores nórdicos que descubrí en el museo de Gotemburgo. La naturalidad de las escenas a la luz de las velas y de los quinqués resulta perfecta, así como el diseño de vestuario adecuado a la época en la que los corsés todavía constreñían las cinturas de las muchachas casaderas. Señalaba más arriba que algunas de las ideas que ya entonces defendían las sufragistas en Londres podían haber llegado a Canadá, sin embargo el igualitarismo con los negros o con las opciones sexuales fuera de norma no sé si se corresponden con el original. En cualquier caso, vienen muy bien ecuadradas en la historia.


Capítulo aparte merece el comentario de las actuaciones: Amybeth mcnulty es la protagonista absoluta. Su contagiosa sonrisa, sus derrumbes anímicos, su capacidad batalladora, su falta de miedo al riesgo, su confusión emocional, la convierten en un personaje luminoso, con toda su incertidumbre a cuestas, con su incapacidad de creer que por una vez la vida le vaya a sonreír. El cambio de niña a mujer, producido durante el rodaje, acompaña al del personaje. Geraldine James y R. H. Thomson completan el trío; ambos son polos opuestos, cada uno herido por un dolor pasado. Ella, que intenta ser seria, normativa, pero incapaz de reconocer el desbordamiento de amor por la niña presenta una evolución perfectamente pautada por recaídas de desconfianza; él, varón adusto que nunca tuvo la oportunidad de mostrar sus sentimientos, será el contrapunto perfecto en el que la muchacha podrá siempre apoyarse. Ambos manejan gestos mínimos, cargados de potencial y de expresividad siempre contenida. Y hay un tercer personaje, inicialmente secundario, que irá agrandándose con el paso de los sucesos, Rachel Lynde, la vecina que entra con mal pie en la historia y que también va dando pasos hacia la comprensión de lo que se sale de "sus" normas y las de la comunidad. Corrine Koslo, es una prodigiosa mezcla de  chismosa, casamentera, defensora de lo establecido y a la vez batalladora, de espíritu colaborativo y un oculto sentido del humor.   



 El título de la entrada hace referencia a Dickens porque, tanto los ambientes del orfanato, como el tema de la adopción o la búsqueda de los orígenes para mejor estar asentada en el mundo, son habituales en el británico. La capacidad de Montgomery para adentrarse en el alma humana de sus personajes es de una gran sensibilidad, al igual que su manera de mostrar una sociedad en trasformación con todas su contradicciones, así como el modo en que eso se ha trasladado a las imágenes. Un último detalle del lingüista que no dejo de ser: la maravilla, el asombro, el desconcierto que produce en quienes la escuchan, el elevado lenguaje, tan literario, tan libresco, que usa Anne en sus arrebatos románticos, un poco como D. Quijote con su jerga caballeril, incomprensible para venteros y pastores. Una razón más para verla en versión original. A quienes hayan convencido estas líneas tienen el disfrute asegurado.

José Manuel Mora.


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