La amiga estupenda, de Saverio Costanzo; serie de TV

 Neorrealismo "revisitado"

Hace apenas tres entradas, en este cajón "desastre", comentaba una novela con el mismo título y advertía de que existía una versión en forma de serie en la plataforma HBO con producción de la RAI. Me intrigó saber cómo habrían trasladado la historia a imágenes y, al tenerla tan fresca, decidí comenzar a verla. Se trata de La amiga estupenda (L'amica geniale), una creación de Saverio Costanzo, ganador de un David di Donatello, premio correspondiente a nuestros Goya, quien ha participado en el guión junto a la autora del original, Elena Ferrante, además de dirigir la serie, lo que ayuda a la fidelidad al texto y que consta de dos temporadas de ocho capítulos cada una, 2018 y 2019, correspondientes a los dos primeros volúmenes de la tetralogía de la autora. Parece que ya se está rodando la tercera. Adelanto que cuando la cuelguen, la veré. 

 
En la reseña de la novela ya dejé una sinopsis de lo que corresponde a la primera temporada (vid. supra: La amiga estupenda, novela). El paso a la segunda, con el necesario cambio de las actrices, se adentra en la plena juventud de las muchachas, que han seguido derroteros distintos: Lenú ha llegado a la Universidad y ha marchado a Pisa desde su Nápoles natal, y Lila, ya casada, descubre pronto el grave error que ha cometido al hacerlo. Ambas decisiones tenían como finalidad escapar del agobiante ambiente en el que se desarrolló su infancia, el humilde barrio napolitano del Rione, ocupado por zapateros, charcuteros, propietarios mafiosos de un bar, albañiles, verduleros, y en el que siguen boqueando sus familias, hogares donde impera el machismo más brutal y la violencia contra las mujeres, que son consideradas criadas o bien objetos de usar y tirar; no es posible la autonomía, el pensar por ellas mismas. De todo ello, cada una a su modo, huyen las dos amigas. 
 

Y los años y las experiencias las van haciendo madurar hasta convertirse en mujeres plenas, aunque con sus frustraciones, sus miedos, sus ansias insatisfechas de amor y libertad. El tono con el que todo ello se nos presenta es de un realismo costumbrista, con tintes del neorrealismo primigenio de los cincuenta, en los que la primera temporada se ambienta. Hay incluso un homenaje explícito a Roma città aperta (Rossellini, 1945), con la  mujer que corre tras el camión en el que llevan detenido a su hombre, como hacía la Magnani.

 

 

 

 

 

 

 

Elisa del Genio  (Lenú) y Ludovica Nasti (Lila) dan vida a las niñas de la primera temporada. Ninguna de las dos había actuado antes y la naturalidad con la que encarnan a sus personajes, que seguramente debe mucho a la manera en que han sido dirigidas, es fascinante, sobre todo porque está hecha en gran parte a partir de una actuación que se sostiene sobre lo no verbal, las miradas, los gestos, las acciones, y desde luego a los silencios... La complicidad de ambas, el modo en que reaccionan ante la brutalidad de los padres o ante la violencia del entorno, las peleas, las pedradas, la rivalidad puntual, los celos, resulta sorprendente, tal vez más en Lila, curtida a golpes, y cuyos desplantes dejan sin habla a su amiga, y a los que Lenú responde con un reto: "Lo que tú hagas yo también lo puedo hacer". No sé si las niñas han sido conscientes en muchos momentos de que estaban actuando, o simplemente vivían lo que se les proponía con toda la ingenuidad y la intensidad con la que lo hacen todo los críos. La sensibilidad del director, en tanto que varón, para captar los matices del alma de estas niñas me parece admirable.

 
 
La violencia y la furia reprimidas y en otras ocasiones manifestada, corresponden no sólo a los varones, sino también a las mujeres, que no se calman tras el estallido, como les sucede a ellos, sino que se mantienen por tiempo indefinido y también a las protagonistas, ya adolescentes, Margherita Mazzuco (Lenú) y Gaia Girace (Lila), quienes mantendrán la complicidad, pero también la rivalidad dolorosa, la competencia descarnada, peleando por el mismo chico. Lo que una alcanza en sus exitosos estudios, la otra lo obtiene a partir del atractivo que ejerce en los hombres con su belleza oscura, con su fuerte carácter, con su obstinación, con su deshinibición y valentía. A pesar de la confrontación ambas se resultan mutuamente imprescindibles y cuando están separadas, la ausencia se les vuelve omnipresente. El exceso en Lila es una manifestación de su lucha por la vida para lograr mejorar. Sin embargo es verdad que en ocasiones su radicalidad puede hacérnosla odiosa, por seca, por dura, frente a lo modosita que es su amiga, más dulce, más acomodaticia, hasta que decida en un momento autoafirmarse frente a su madre, al ver en los estudios su única salida.
 

Las escenas de aula, los enfrentamientos familiares en torno a un plato de pasta, los juegos en la calle sin miedo a los escasos coches, los guateques, la playa de Ischia, todo ha ido teniendo ecos en mi propia experiencia de aquellos años. Esos ambientes están captados con autenticidad. Es cierto que la producción ha contado con medios abundantes, tanto en un impresionante set de rodaje, como en actores y abundantes extras. Las localizaciones, la ambientación de interiores, el vestuario, todo es de una fidelidad absoluta. El compositor de una banda sonora verdaderamente exquisita es Max Richter, quien ya compuso para The Leftovers y Arrival, y que deja sonar sus notas sin sobreponerse a la acción. Escuchar a Little Richard a la par del "Nessuno"de Mina me ha llevado a la televisión en B/N en la que veía el Festival de San Remo. 
 

Es cierto que, cuando uno lee, recrea mentalmente ambientes y personajes, por eso recomiendo leer en primer lugar. De otro modo, las imágenes de lo visto previamente se superpondrán a la lectura y se perderá la parte de imaginación que se nos ofrece a los lectores. La historia de la amistad entre Lenú y Lila que la serie nos presenta, verosímil y auténtica, a veces tóxica, no deja indiferente. Tuve que pasar a la versión doblada porque el napolitano es endiabladamente difícil, y eso que constituye un elemento esencial para caracterizar a los personajes. Espero con ganas la tercera entrega. Lo que en la novela se me quedó algo deslavazado en su final, aquí en la serie ha logrado atraparme. 

José Manuel Mora.

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