Modern Love, de John Carney

Del amor y otras menudencias

De repente cree uno haber descubierto América y, cuando me pongo a investigar, me doy cuenta de que la serie es ya de 2019, de hace una eternidad por lo tanto, dada la velocidad con la que se suceden las novedades en las plataformas. Me encuentro con Modern Love en el catálogo de Amazon Prime Video y, al comprobar que se trata de tan sólo ocho episodios de media hora, que además son independientes, decido ponerme a verla. Hay que decir que los créditos también acabaron de darme el empujón. Música y fotos son de lo más atractivo. He optado por ellos a la hora de elgir el vídeo de cierre. Su creador, guionista y director de la mayor parte de los episodios es  John Carney. Una vez más la Wiki ha tenido que chivarme que se trata del director de una peli ya comentada aquí, Once (2007), la primera incluida en esta etiqueta y firmada por mi alumno Fran Mas, que me fascinó, y también de Begin Again. En cualquier caso el sorprendente primer capítulo hizo que me deslizara por los siguientes sin apenas sentirlo. Se pueden ver desordenados, siempre que se deje el octavo para el final, especie de recapitulación. Creo  que a pesar de los años sigo siendo un romántico.

Saber que, como se informa en los créditos, se trata de historias reales aparecidas en una sección del New York Time, a lo largo de quince años, debidamente transformadas, pone un punto de picante. No sé si los sucesos amorosos que aquí se cuentan son "modernos" o no. Es cierto que presentan una tipología variada en lo que respecta a sus protagonistas, su edad, su opción sexual, sus decisiones a la hora de mantener una relación o romperla, o estar dispuestos a asumir una paternidad/maternidad o no, maneras diferentes de vivir en general y por consiguiente de encarar el amor, la protección, la fidelidad, la enfermedad...  

 
Cuando se trata como aquí de episodios diferenciados e independientes, suele suceder que no todos están a la misma altura, pero para que funcionen más o menos es muy importante la elección de los protagonistas. Me ha gustado reencontrar a Dev Patel confrontado a Katherine Keener, con una química exquisita a pesar de la diferencia de edad, mayor con su antiguo amor, un irreconocible y preciso Andy Garcia. A una frágil Julia Garner, que busca protección en el jefe experimentado y ya abuelo, en una relación cuando menos confusa. A una fascinante Anne Hathaway, irremediable bipolar y creíble en ambos momentos de su sube y baja vital (genia,l el punto de autoironía con una escena de musical en el aparcamiento de un supermercado), frente al simpatiquísimo Gary Carr. A una desconocida para mí Cristin Milioti, divertidísima en sus inseguridades, protegida desde lejos por el impasible portero del edifico. A la pareja de Andrew Scott y Brandon Kyle Goodman, en busca de una paternidad que no saben si serán capaces de asumir. O a la pareja senior, para mí completamente desconocida, James Saito  y la inasequible al desaliento Jane Alexander.


Y sin embargo hay un denominador común a todas ellas y es el elemento esperanzador, a pesar del dolor, de la incapacidad de asumirse, de aceptar que la vida escuece, se tenga la edad que se tenga. Hay un tono general amable, sin llegar a lo sensiblero, lo que hace que se vea sin grandes sobresaltos, aunque no todas tengan finales felices. Es cierto que Trump todavía no estaba en el horizonte y daba la impresión de que con Obama todo fuera posible. Es verdad también que el nivel socioeconómico de los personajes deja fuera a quienes podrían plantear otros conflictos en barriadas menos céntricas. Pero también, tal vez porque procede de vivencias reales, la serie exhala un aire honesto y las historias de amor que presenciamos tienen sus zonas grises, como las de nuestras vidas. A la espera de la segunda temporada, tal vez encontremos anécdotas más "modernas" y esperemos que igualmente inteligentes. 
 
José Manuel Mora. 

 
 


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