Bocairent

 El interior y sus secretos

Después de casi un año sin salir, ahora que ya estamos inmunizados, empezamos tímidamente a romper el cascarón. Nada extraordinario. Visitar primero a quienes no pueden moverse. Y así, fuimos a Calasparra, a ver a nuestra amiga Mamen. Ahora, gracias a la generosidad de nuestro amigo Valen, decidimos irnos de finde a Vallada, ya en la provincia de Valencia, en la comarca de La Costera, tan lejos del mar, a pesar de las amenazas de un calor sahariano. Y sin programarlo, la primera parada es en la biblioteca de Tibi, gestionada con esmero, dedicación y entusiasmo por mi antiguo alumno Pere. Ver la mesa de novedades o el cartel del club de lectura, en el que participan fundamentalmente señoras con formación básica, dedicado a Lorca, me produce enorme satisfacción. 

 
Y seguimos viaje atravesando la Sierra de Mariola, hacia Bocairent situada en la comarca de La Vall d`'Albaida. Desde el puente que da acceso a la pequeña población la vista es pintoresca, como de tarjeta postal y muestra bien a las claras su ubicación defensiva. Pero el interior se nos va revelando conforme nos adentramos en ella, en busca de información turística y de una cerveza en el Solbes. La 'Cova dels Moros', a las afueras, no la podremos visitar, ya que requiere cita previa. Y es una lástima porque, según nos han contado, da la impresión de que se visitan las de Capadocia. A pesar de que el sol comienza a caer a plomo, vamos recorriendo callejas que se retuercen y estrechan, que suben empinadas entre paredes de cal y macetas, coronadas de higueras enloquecidas. Ni un alma. Se suceden plazuelas y ermitas y el calor sube desde el suelo y rebota en las paredes. La impresión es la de estar en una kasbha. Se nota quiénes fueron sus diseñadores.
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Buscamos la plaza, donde hemos reservado mesa en Casa Ximo. El lugar es amplio y sólo hay una mesa ocupada. La picadeta que nos proponen incluye pericana y espencat, una auténtica delicia. Los platos consistentes serán gazpacho manchego y una bajoca farcida, un pimiento rojo relleno de arroz y carne picada, típico de esta zona. Todo está exquisto y la atención es perfecta. Para eso estamos solos. Los postres son caseros: tarta de chocolate caliente y mousse de limón. El café lo acompañamos con el imprescindible herbero, un alcohol de la tierra hecho con hierbas aromáticas. Una delicia.















Nos han hablado de una plaza de toros excavada en la roca, la más antigua de la Comunidad Valenciana, de 1843. Resulta curiosa porque la piedra negra, que parece volcánica, contrasta fuertemente con el albero. Caben 3.700 personas. Parece que esta misma tarde volverá a haber una corrida aunque, a la vista de la pantalla, también se usa como cine de verano. Decidimos seguir viaje y protegernos en el aire acondicionado de nuestro coche. Y en un breve salto estamos fuera.


Atravesamos una primera serreta que nos lleva, pasando por el Pou Clar, marcado por la abundancia de coches y gente en bañador, hasta Ontinyent y desde allí subimos el puerto de la Serra Grossa, para bajar ya hasta la ermita de Vallada que da entrada al pueblo. La hora, la estrecheces y las curvas de la carreterita hacen que no nos encontremos con nadie. El navegador nos lleva directos hasta la puerta de la casa de Valentín. La obra en la que ha estado metido ha valido la pena. A pesar del intenso calor, en el patio, bajo la enredadera, se está estupendamente. No llegan ruidos de la calle, ni coches, ni siquiera gritos de críos jugando. La sensación de paz es absoluta. La casa está arreglada con tanto gusto que podría entrar en un catálogo de "casitas con encanto". 
 
 
Ya instalados, es el momento de ponerse al día y de ver las novedades de la reforma. Y aparece Lola, una amiga de Valen, que pronto se convertirá en amiga nuestra, dada las afinidades existentes. El que se dedique a la educación especial, ya hace que me resulte admirable, por la dureza de su cometido. Cerveza, mejillones y tortilla ayudan a pasar lo que queda de la tarde. Tras la conducción y las caminatas es hora de irse a la cama. Mañana queremos salir a caminar.
 
José Manuel Mora.
 

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