Vitoria-Gasteiz. Y II

Esta ciudad es un lujo

Hoy es día sin prisas. José Luis, vitoriano de pro, recomienda que vayamos a desayunar al "Casablanca". Y eso hacemos. El café crema es especial, por no hablar del zumo, las tostadas con tomate y el cruasán plancha. Todo, 8'10€. Un lujo, ya digo. Subiendo por Cuchillería, encontramos la Casa del Cordón,  cuya apariencia externa es de sencillez. Sin embargo, la antigua casa gremial (s. XV) combinaba lo comercial con lo señorial.  Ahora es propiedad de la Fundación Vital. Las sucesivas restauraciones han dejado a la vista una torre desmochada con una sala con bóveda delicadamente decorada con fondo azul y estrellas doradas. Era el salón de recepción del palacete. El pequeño museo alberga piezas curiosas de época medieval. 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Un poco más arriba surge un edificio que rompe con el conjunto, pero que es tan lineal que no molesta, planchas de bronce oscuro en forma de cortina plegable y cristal traslúcido, adosado al palacete plateresco, el de Bendaña
 
 
En realidad alberga dos museos a la vez: en el lado derecho, el Arqueológico y en el otro, el Museo del Naipe, que guarda la ingente colección que inició Heraclio Fournier, nombre de mi infancia por venir en la baraja con la que levantábamos castillos sobre la mesa de camilla. A las cartas que su fábrica imprimía, se añadieron las que fue comprando como buen coleccionista, esas a las que tan aficionados parece que hemos sido desde el Renacimiento por lo menos. Al segundo se accede por un claustro de dos alturas cubierto, en cuya planta baja se encuentran planchas, impresoras, tornos, utilizados para elaborarlos. Las colecciones que se exponen con iluminación cuidada proceden de diferentes países, épocas, temáticas, lo que provoca una curiosidad sin límites en el visitante. Parece ser que se trata de la mejor colección de naipes del mundo.
 




























El Museo Arqueológico, obra de Francisco Mangado de 2009, con sus salas desnudas, iluminación tenue y pocas piezas por vitrina para no agobiar, nos recuerda un poco a nuestro MARQ. Suelo y techo de color negro, cada planta supone una caja en la que la mirada va directa a los objetos expuestos, con escuetas cartelas explicativas y paneles que ubican en tiempo y espacio los objetos expuestos: bronces, arcillas, mármoles, vidrio, sílex, encontrados en excavaciones alavesas desde el s. XIX, desde la Prehistoria a la Edad Media. Todos ellos permiten hacerse idea de la vida de unas gentes lejanas en el tiempo y sin embargo con necesidades semejantes a las nuestras. No hay nadie y el recorrido lo hacemos pausadamente y disfrutando de las piezas.


 

























 

Y de la mano lejana de José Luis nos dejamos conducir al "Perretxico", con un ambiente selecto, y en el que, sin haber reservado, logramos la última mesa libre para dar cuenta de un menú del día de 17€, que resulta ser un conjunto de exquisiteces: alcachofas de cristal, crema de calabaza, bacalao y muslos de pato. De postre, torrijas. Todo regado con un vino de la tierra más que potable. Será de los sitios que recordaremos. De muestra, dos botones.



 












Como estamos cerca, volvemos a sestear al hotel. La lava ha llegado al mar. No quiero olvidar lo que sigue sucediendo en La Palma. El perfil de la isla se va modificando. Ya descansados, tenemos el Museo Artium que nos espera y que luce como de Arte Contemporáneo del País Vasco. Además de albergar obra de artistas vascos y del resto de la Península, del XX y del XXI, suele exhibir exposiciones temporales. Su arquitecto, José Luis Catón (2002), decidió que las tres cuartas partes del mismo estuvieran situadas bajo tierra, a modo de bodega, lo que dificulta la orientación en su interior. Al estar mayoritariamente soterrado, su exterior no resulta apabullante. Sí lo es la escultura del valenciano Miquel Navarro situada a su entrada. Al trasponer sus puertas nos recibe un mural cerámico de J. Miró y una monumental escultura, Un Pedazo de Cielo Cristalizado, de Javier Pérez, a modo de inmensa araña.












 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La temporal que se exhibe, está integrada por obras del fondo de la colección entre 1975 y 2000. A pesar de estar acostumbrados a este tipo de arte, el IVAM nos fue educando y el Reina y nuestro MACA, aquí vemos demasiada "literatura" en los muros blancos y altísimos y poco que nos llame de verdad la atención en las enormes salas, aunque hay algunas piezas que merecen detenerse. Los ojos de buey situados a ras de suelo en el exterior permiten la iluminación natural de los espacios.




















Al salir por la parte posterior, con un sol ya de retirada, vemos que en la rampa que permite el acceso sin barreras estructurales hay un chico y una chica bailando con una música que apenas se oye pero que les es suficiente. Por las interrupciones y las repeticiones, deducimos que están ensayando, lo que nos confirman ellos al final. Es una danza expresiva y apasionada que ocupa espacio y suelo. Les pedí permiso y por eso lo subo. No sé sus nombres y no consigo ponerlo en vertical. Siento mi impericia.


 Y esta tarde sí tenemos entradas para ver Maixabel, de la Bollaín. Como ya está comentada en estas "páginas", dejo tan sólo el enlace. E insisto en la necesidad de este tipo de películas y documentales, ya que muchos jóvenes no conocen el horror vivido y me parece tan necesario tenerlo presente, para que no quede en una desmemoria dehilachada en la cabeza de los que vamos teniendo una edad. A la salida vemos un garito que se anuncia como "Kea, fine food". Las putaditas que nos ofrece el camata Andrés, gaditano orgulloso, alcanzan el grado de excelsas. No es barato, pero lo pagamos a gusto. Paseo breve hasta el hotel. Mañana continúa el recorrido.

José Manuel Mora.


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