Primavera en Beechwood, de Eva Husson

 Más allá de la campiña inglesa

¿Qué hacer cuando se tienen referencias encontradas sobre una peli? Ir y formarse uno su propio juicio, creo que es lo dado. El diario Información hace años que preestrena los jueves alguno de los filmes que se estrenan los viernes. No pude ir la semana pasada y hoy me he acercado a una sala completamente vacía. La proyección ha sido unipersonal. Primavera en Beechwood (Mothering Sunday es su título original) está dirigida por  Eva Husson, directora y guionista francesa, de la que no conozco nada de su filmografía anterior. La guionista es también una mujer, Alice Birch (metida en Succession, 2), lo que tiene su importancia por cierto toque feminista subyacente en la cinta. Se basa en la novela de Graham Swift El domingo de las madres, y es una producción tan británica....

 

Tengo muy reciente Downton Abbey, la serie, y al iniciarse la narración me ha parecido que me sumergía de nuevo en un heritage film, con su perfecta ambientación, maravillosas localizaciones, y una banda sonora impecable. Se ubica en la Inglaterra de los años veinte, tras la Gran Guerra (no sabían los que así la denominaron que habría otra poco después), y la aristocrática familia Niven (Olivia Colman, conmovedora en su escena final, y un sobrio Colin Firth, destrozados ambos cada uno a su manera) ha perdido a dos de sus hijos en el conflicto que dejó casi 700.000 bajas británicas. El tercero, Paul, (perfecto una vez más Josh O'Connor, fumador impenitente, contenido en su expresividad, magnético en su mirada), ha mantenido una relación con Jane (la desconocida y hermosísima y vibrante australiana Odessa Young), criada de la casa, huérfana, y de la que se ha de despedir, aprovechando el "día de la madre" del título, a la que dan libranza esa jornada festiva, antes de que él se case. Ambos saben  que será su último encuentro en una casa vacía, en la que se sienten libres y plenos en su desnudez adánica, que  los aleja de sus diferencias sociales. La melancolía de la situación es la nota dominante. El lirismo con el que se presenta la relación no llega a ser empalagoso, porque se impone la reivindicación del placer de ella y de su libertad de actuación, por encima de los convencionalismos que la tienen tan encorsetada en su papel de criada y que, a pesar de que su situación sea penosa, como le dice la Colman; "no tienes a nadie, por ello no perderás nunca nada; y ahí reside tu fuerza". Pero su encuentro con Paul será definitorio para su futuro.

 

La narración no es sin embargo lineal, puesto que sigue a la figura de Jane, que tiene prurito de escritora, en la línea de Virginia Woolf, a quien se cita. Las primeras etapas las cubre dignamente la actriz, con sus reflexiones sobre las dificultades del proceso creativo, y en su vejez, la encarna la portentosa Glenda Jackson, con un papel brevísimo y muy expresivo, de rompe y rasga (cómo la recuerdo en Women in Love, 1969, con los primeros desnudos que veía en el cine recién llegado a Burdeos), como simpre le gustó actuar a ella. Y es esta escritora la que acabará siendo capaz de plasmar el acabamiento de una época arrasada por el desastre bélico y sus contradicciones internas, el mundo de unas familias donde la contención impide decirse lo importante. La puesta en escena de la cinta responde a esa visión decadente de la futura escritora, en la que el dolor se hace inseparable de su maduración como ser humano y como autora.

José Manuel Mora.

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