A la capital
Ayer fue un día de relajación, de celebración de la amistad, invitados por Birgit a una comida típica en un lugar muy típico, al borde del agua, de nuevo en Klintholm Havn, seguida de un paseo tranquilo al atardecer, junto al mar, con esas puestas de sol que en Alicante no se ven al ocultarse tras las montañas, aunque sí tengamos amaneceres marinos distintos a diario. Cuando el cielo se quiere nublar, las posibilidades de la luz son casi infinitas. Contemplamos en silencio antes de volver a casa a preparar maleta.
Felizmente nuestra amiga se viene con nosotros a la capital; hace seis años que no ha ido, dado el apego que le tiene a su isla. Todo resulta más fácil yendo acompañados. El autobús que nos lleva parece pensado para el turismo, ya que recorre toda la parte occidental de la isla, entre casas unifamiliares de moderno diseño, junto a otras tradicionales, de techo de paja y vigas de madera entre el color amarillo de las paredes, tan característico. El bus cruza a Bøgo, la isla vecina. El chófer habla perfecto castellano tras veinte años viviendo en Marbella. Nos reímos mucho de la coincidencia. En el tren, como también sucede en el metro, se puede subir con bicicletas. No es raro que, con tanta facilidad y siendo un territorio tan llano, los usuarios sean numerosísimos.
Volvemos con una botella de Ribera para amenizar la cena. Todos en la casa hablan un perfecto inglés e incluso francés, debido a sus vacaciones en la Provence. Ello facilita la comunicación, que fluye entre curiosa y divertida. En los tazones Sígur ha vertido un caldo con verduras, noodles y carne picada, todo muy especiado y sabroso. El buscador proporciona cualquier receta que se desee cocinar. Es cuestión de ponerse y el muchacho nos ha homenajeado. La madre y la abuela están orgullosas y felices. Mientras la gente se va retirando, nos quedamos con Marie quien, además de doctora, tiene un especial sentido musical y con la guitarra nos canta en danés, con su voz de contralto, que es capaz de modular en perfectos falsetes llenos de swing. La invitamos a venir a vernos en Alicante. Nos despedimos muertos de cansancio. Mañana toca reencontrarse con una ciudad que conocemos bastante y que nos encanta.
José Manuel Mora.
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