Desparejado (Uncoupled), de Jeffrey Richman y Darren Star


Refrescante

Caemos en la serie mientras buscamos qué ver. La sinopsis promete.  También el hecho de que se trate de un estreno sobre el que no he leído nada, y que sean tan sólo ocho capítulos de media hora en una única temporada. De hecho se puede ver de una sentada una de estas tardes de calor. Resulta refrescante. Se trata de Desparejado (Uncoupled), colgada el mes pasado íntegra en Netflix. Ha sido creada y dirigida por Jeffrey Richman, del que no vi Modern Family, en colaboración con Darren Star. Ambos han escrito además el guión.


Una pareja de señores cuarentones y estupendos, que llevan juntos 17 años, se rompe sin explicaciones por parte del que se va, Colin (Tuc Watkins). Se sabe que quien no toma la decisión, el agente inmobiliario Michael (Neil Patrick Harris), suele ser el que sale perdiendo. Hay que recomponer la vida desde una individualidad casi olvidada, tras tantos años de hacer muchas cosas juntos. ¿Pero cómo se retoma un modo de estar en un mundo que ha cambiado sustancialmente? No conoce más que de oídas las nuevas aplicaciones que facilitan conocer gente. Hacen falta citas, fotos picantes, aprovechar los encuentros casuales... Todo vale, con tal de volverse a sentir vivo. 


Por su edad no cree estar ya "en el mercado" y tiene la terrible sensación de empezar a ser invisible. Que conste que esto se da entre varones tanto como entre mujeres al llegar a cierta edad, si no que se lo digan a la compañera de trabajo del protagonista, Suzanne (Tisha Campbell), madre soltera de un hijo tardoadolescente, o a una señora riquísima recién divorciada, enfadada con el mundo a pesar de todo su dinero (Marcia Gay Harden), divertidísimas las dos en su desesperación. El mundo de las citas ha cambiado y ello da pie a Michael a comenzar una tarea de autodescubrimiento, para lo que tira de ironía en medio de su desolación, a la vez que es un personaje con profundidad psicológica y no un descerebrado más, ayudado por sus dos colegas, el galerista Stanley (Brooks Ashmanskas), y el presentador de televisión Bill (Emerson Brooks), best friends for ever


Los personajes se mueven en un Nueva York de fiestas de altísimo nivel, en las que cualquier encuentro es posible. Las panorámicas aéreas de la urbe son espectaculares. Hay quien dice que en parte eso recuerda a la mítica Sex and the City, del mismo creador. Como yo no la vi, he podido disfrutar del humor con que todo sucede en la ciudad que nunca duerme. La química existente entre el protagonista, sus amigos y su colega hacen que todo resulte más llevadero. Hay que ligar y hay que vender casas para poder seguir pagando facturas. 


Es verdad que hay mucho de cliché respecto al mundo gay, pero el tono humorístico hace que la sonrisa se borre difícilmente de la cara. A Harris lo había visto en It's a Sin, pero no lo recordaba, lo que también me sucedió con su oponente, Watkins, a quien vi no hace mucho en la versión para la plataforma de Los chicos de la banda, ambos son homosexuales declarados y aportan toda la naturalidad del mundo a sus personajes sin caer en la caricatura. El final queda completamente abierto, lo que permite que ya se hable de nuevas temporadas. Hay quien critica la superficialidad de la propuesta. Yo me lo he pasado muy bien y me ha encantado la actitud de quien pelea por mantenerse a flote a pesar de la adversidad. Refrescante, ya digo. 

José Manuel Mora.  








 






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