The English, de Hugo Blick

¿Western inglés?

Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión con anterioridad, no me gusta demasiado el género llamado western. Y sin embargo hubo un par de razones que me llevaron a adentrarme en una serie de HBO, de tan sólo seis capítulos, muy apta para una maratón. La otra razón es la prestigiosa BBC como responsable de la producción. Se trata de The English, en la que conviene señalar que el término vale para el plural; "los ingleses" era el modo en que los nativos del norte del continente americano llamaban a los que fueron llegando desde Europa, fueran ingleses, alemanes o suecos... 


He elegido este cartel, entre los varios que promocionan la peli, porque ya desde los mismos créditos se presenta como algo distinto, a lo que ayuda una banda sonora que me parece magistral. Otra de las curiosidades del rodaje es que se ha desarrollado en Castilla, y a pesar de ello uno cree que está efectivamente en el lejano Oeste, tal es la fuerza de la fotografía de Arnau Valls y la luz cegadora del verano abulense. Supongo que se trataba de aminorar los costes de producción. De su director y también guionista,  Hugo Blick (The Honourable Woman), no creo haber visto nada con anterioridad, pero seguro que él sí que conoce los clásicos del género, a los que homenajea sin copiar. 


Cuenta la historia de Lady Cornelia (Emily Blunt), adinerada dama que llega al Oeste en 1890, cargada de dinero, con un único objetivo, cobrar venganza por la muerte de su hijo. En el camino se encuentra con un exsoldado nativo americano, Eli Whipp (Chaske Spencer), quien desea volver a su tierra, Nebraska, una tierra de la que se cree acreedor, sin perder la dignidad ni la memoria. El camino les obligará  a trazar estrategias solidarias a pesar de las diferencias existentes entre ambos. El territorio se está construyendo: cuatro edificios en medio de un secarral, al cuidado de un desganado comisario (el siempre creíble Stephen Rea), ganado que está por marcar, alambradas que se van tendiendo para delimitar propiedades en medio de intereses encontrados, y todo con la herida sangrante y cercana de la desposesión de sus tierras de los propietarios originales, los indios, y las masacres cometidas entre sus tribus. Este entorno no parece el más adecuado para ser el marco de una historia de amor. Y sin embargo...


La figura de la mujer no responde al cliché de una lady victoriana (la vemos en su magnífica  residencia inglesa en un flash back). Sabe disparar con arco y buena puntería, y también maneja el rifle con precisión y sin demasiado cargo de conciencia, además de ser capaz de guiarse con una brújula; tal vez lo aprendió de un padre militar. El indio es un experto en orientarse con las estrellas, en seguir rastros y en sobrevivir, dada la experiencia adquirida en una guerra contra sus propios congéneres. Ambos están heridos en lo más íntimo, luchan por lograr sus objetivos, que no son precisamente coincidentes. Alrededor, una serie de personajes a cual más inquietante, todos de gatillo fácil, capaces de descerrajar un tiro por un caballo o por una pequeña recompensa, como el malísimo Melmont (Rafa Sapall) o el sin ley Watts (estupendo Ciarán Hinds), cargado de racismo y misoginia. La dureza de la historia se plasma con cierta elegancia, sin efectismos, aunque permanece el horror. La tierra de las oportunidades se convierte en el lugar de la rapiña y la avaricia, y la violencia es el único método que parecen conocer. Quienes no la usan acaban siendo barridos del mapa, como los menonitas de origen alemán. El guión está perfectamente pautado y la tensión es absolutamente creciente. 


Blunt y Spencer me eran desconocidos, pero me ha parecido que encarnan a sus personajes con la autenticidad necesaria. Tras tanta peripecia, el desenlace no acaba yendo por los derroteros que uno imaginaba, lo que no deja de agradar por lo sorprendente. A pesar de que puede haber espectadores que no consideren demasiado creíbles a los personajes centrales de la historia, a mí me ha parecido que ofrece un punto de vista novedoso a las viejas historias de aquellos territorios desolados  y aparentemente sin ley. Aquí dejo una de las panorámicas y como suelo hacer, el tráiler. Yo lo he pasado muy bien.


José Manuel Mora. 





  

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