Bodyguard, de Jed Mercurio

Luchas intestinas

Tres son las razones para empezar a ver una serie sin haber leído nada sobre ella: es una "mini" de sólo seis capítulos; viene de la mano de la BBC; es una producción de alguien que fue artífice de una historia con la que disfruté mucho, Line of Duty, de cuyo nombre ya no me acordaba porque no escribí reseña, Jed Mercurio, uno de los mejores guionistas británicos, capaz de mantener el interés durante seis temporadas. Se trata de Bodyguard ("Guardaespaldas", en español) de 2018, aunque yo la descubra ahora dentro del catálogo de Netflix

Un antiguo soldado de Afganistán, David Budd (Richard Madden), es encargado de servir de guardaespaldas a la Secretaria de Interior del gobierno de Gran Bretaña, Julia Montague (Keeley Hawes). Su trauma bélico trata de controlarlo con alcohol y su matrimonio está en crisis. El personaje se presenta de acuerdo a la tipología que uno tiene en mente con respecto a esta profesión: hieratismo absoluto, atención permanente a lo que rodea a su protegida, cuerpo fuerte y dinámico de rápidos reflejos. Sin embargo, ya desde el primer episodio, un intento terrorista de explosión de una bomba en un tren, lo muestra con unas habilidades extraordinarias para negociar y desactivar bombas. Pronto veremos que la tarea se complica dado que la lucha no es sólo contra el terrorismo, sino entre facciones políticas dentro del gobierno y entre los propios cuerpos policiales. El conflicto entre la política que pretende llevar a cabo Montague y lo vivido por él, que considera que fue tratado como carne de cañón, se hace evidente. La adrenalina de algunos episodios es intensa. Los seis capítulos permiten una breve maratón y los secretos se mantienen hasta el último momento. El interés está asegurado.


Hay muchas cosas que llaman la atención en la puesta en escena. Una es la presencia de razas distintas a las que uno esperaría ver en el corazón de la City. Los ciudadanos de las colonias están bien integrados en todos los órdenes sociales, policía, administración, política... Otra, cada vez más frecuente, la actuación de mujeres en puestos de responsabilidad, no sólo la ministra, sino la jefa de policía, la del Servicio Secreto, mujeres suicidas o madres coraje. Y es curioso que el discurso de algunas de ellas vaya encaminado a asegurarse el mantenimiento en el puesto o a recortar libertades con la "excusa" del terrorismo, o lisa y llanamente, a "forrarse" con los sobornos de quienes pueden pagarlos.


Aunque inicialmente la pareja protagonista tenga una preponderancia en la narración ajustada al trabajo de uno y otra y a la relación que se establece entre ambos, al final acaba siendo una película de alguna manera coral. A Madden no lo he reconocido hasta informarme en la wiki. Y entonces sí, sé que lo vi en Rocketman,y  en el papel de Robb Stark en Juego de tronos. Aquí está impecable en su rostro congelado por la tensión de su tarea, o roto en pedazos ante lo que tiene que enfrentar. Creo que ya no se me olvida. Y desde luego a quien sí que reconocí en cuanto apreció fue a Hawes, ya que me dejó enamorado en su papel de madre de aquel desastre de familia encantadora que era Los Durrell y en la atormentada policía de Line of Duty (no sé por qué no la comenté aquí, cuando tanto me gustó), con una caracterización que la hacía irreconocible, o más recientemente, interpretando a la madre torturada de uno de los chicos de It´s a Sin. Tanto en su papel de política arrolladora e intrigante, fría y calculadora, como en el de mujer muerta de miedo en el interior de un coche en el que impactan los disparos de un francotirador, es capaz de trasmitir la determinación y la duda, el desvalimiento y el carácter. Es magnífica. Todo ello servido por una tensión narrativa que no se desinfla en ningún momento, con unas secuencias de acción sobrecogedoras, junto a otras de intimidad muy bien resueltas, cortesía del guionista Mercurio. Ha sido una grata sorpresa este descubrimiento.

José Manuel Mora.



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