Blanco fácil, de Jean-Paul Salomé

Sindicalismo femenino

Ir al cine sin conocer ninguna referencia sobre la peli tiene aspectos positivos, sobre todo cuando en los créditos iniciales se nos informa de que está basada en hechos reales. Tal vez tener información, me habría llevado a curiosear en la red, puesto que los sucesos, de los que no tuve noticia entonces, ocurrieron hace más de diez años, en Annency, ciudad francesa prealpina que yo visité en mis tiempos de trabajador del plástico en Oyonnax, y cuyo lago de postal recordaba vagamente. El filme termina con un espléndido plano final frente a las aguas de lo que fue un circo glaciar. Blanco fácil, (La syndicaliste, parece evidente la manipulación a la hora de "traducir" los títulos), me atraía por otra razón, su protagonista, ya que a Jean-Paul Salomé, guionista en este caso junto a  Fadette Drouard, y director de la cinta, no lo conocía en absoluto. Se inspiraron en un libro de investigación que lleva el título de la cinta en francés.


En las luchas sindicales solemos ver a varones capitaneando protestas y negociaciones. Es más insólito que sea una mujer, Maureen Kearney (Isabelle Huppert) quien encabece la defensa de 50000 empleos de una empresa multinacional del sector nuclear francés, uno de los más potentes de Europa, que puede ser absorbida y desmantelada luego por intereses chinos. Por lo tanto hay aquí pelea por lo concreto, los puestos de trabajo o las indemnizaciones, enfrentamiento con los jefes de la empresa, dispuestos a deshacerse de ella, y con los políticos, hasta con el ministerio del ramo, lindando ya con la alta política, interior y exterior. A todo ello se le suma una agresión en su propia casa. Y el calvario subsiguiente.


La sindicalista, felizmente casada y con una hija, no es una frágil mujer que se acobarde, sino que es luchadora, insobornable, inasequible al desaliento, aunque tenga momentos de derrumbe ante el poder de la multinacional y los intereses de alta política frente a los que se pone de manifiesto que poco puede hacer, más que seguir peleando. El proceso judicial, tras la acusación de haber simulado su propia violación, duró años. Más no puedo contar. Sí, que se pone de manifiesto el deficiente funcionamiento de la policía y del sistema judicial en el supuestamente avanzado país vecino. También las insufribles reacciones de los varones cuando son descabalgados de su poder. Toda la historia está presentada sin tono panfletario, pero de forma comprometida y sin demagogia alguna, con cierto aire de thriller político. Sabiendo que son hechos reales, todo cobra mayor dramatismo y provoca mayor cabreo.


Huppert, a quien a veces no he podido aguantar por su excesivo divismo, está aquí contenidísima, frágil ante un peligro intuido, peleona, tierna con su marido y su hija, dispuesta a plantar batalla a través de los años. Todo ello a base de unos primero planos intensos y que transmiten su interior sin necesidad de que se traduzca en palabras. Grégory Gadebois, le da la réplica desde un segundo plano que no quita protagonismo a ninguno de los dos. La peli no da respiro alguno y viene bien recordar lo que se puede hacer con los humanos de a pie desde las plataformas del poder económico y político. 

José Manuel Mora.



Comentarios

Rafa Torregrosa ha dicho que…
Gracias José Manuel.
No dudes que la veré en cuanto pueda.
Rafa