Somebody, Somewhere, de Hannah Bos y Paul Thureen


¿Frikis?

He aquí una sorpresa de lo más políticamente incorrecta que he visto en mucho tiempo. Fue la Jorques la culpable de que nos pusiéramos a ver la serie: Somebody, Somewhere (Alguien, en alguna parte), y también nos animó el hecho de que los capítulos duraran 30 mi. cada uno. HBO suele proponer historias  transgresoras, y ésta puede considerarse así, más para un público estadounidense. Luego diré por qué. Está creada por Hannah Bos y Paul Thureen.

  
Estamos en un lugar indeterminado de los USA, ¿Kansas?, uno de esos pueblos sin personalidad, en los que la iglesia siempre es un punto de encuentro, como el bar o la tienda de comida rápida. Una familia algo desestructurada, una madre alcohólica, dos hermanas que no superan la muerte de la tercera, un muchacho de risa tontorrona que acaba de romper con su novio y que es íntimo amigo de Sam (Bridget Everett), una mujer que no cuida ni su salud ni su aspecto, a quien todos ven como una fracasada, pero que tiene una voz maravillosa. Estos son los mimbres, y algunos más, con los que se tejen las historias de unas y otros.


Estos pocos personajes, aparentemente anodinos, se revelan como un trasunto de cualquier ciudadano de a pie, sin glamur, con problemas cotidianos que pueden convertirse en dramas, con contradicciones constantes, profundamente humanos. Hacía mucho tiempo que no escuchaba en una serie estadounidense la palabra "fuck" de forma tan repetida. La desinhibición de Sam la lleva a hablar de un modo válido para un camionero, pero políticamente incorrecto para los estándares de aquella sociedad, tan pacata. Y eso se convierte en un elemento más del humor con que ha sido escrita. Hay además un personaje trans que es aceptado por todo el mundo y que es de lo más sensato del grupo. La comedia está servida.


Everett, cantante, "show-woman", humorista y cocreadora-productora de la serie, resulta arrebatadora, divertida, capaz de cualquier cosa, frágil por momentos, humanísima siempre, al intentar asumir la crisis de los cuarenta y pretender ser asumida por la comunidad. Tiene además una voz portentosa. La versión que hace de "Gloria" es magnífica. Jeff Hiller es su compañero de fatigas, un patoso "best friend" desternillante, capaz de darle la réplica sin descanso. Un perfecto tándem. Hacía tiempo que no veíamos algo tan divertido.

José Manuel Mora 







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