Heartstopper, temporada 2. De Alice Oseman

Más allá del amor adolescente

Dado el éxito obtenido con la primera temporada de Heartstopper, era lógico esperar una continuación. La autora de la historieta original, Alice Oseman, se ha hecho cargo del guión y dirección de Heartstopper 2, con ocho episodios. También era esperable que Netflix quisiera ser la que se beneficiara de esta segunda parte. Ya se anuncia una tercera, como es natural. Y desde luego lo ha conseguido, porque ha duplicado la cifra de visionados de la anterior. Y he de confesar que he llegado a ella con cierto escepticismo, tal vez llevado por el adagio de que "nunca segundas partes fueron buenas", más si la primera gustó, como me sucedió a mí. Y sin embargo...


La sorpresa llega cuando se comprueba que la historia se expande. Ahora ya no es el acoso al diferente Charlie (Joe Lockemás maduro, aunque frágil todavía), y la defensa y posterior enamoramiento del compañero fuerte y seguro de sí mismo, (un   Kit Connortierno y lleno de dudas),  lo que priman. El siguiente paso es "desarmarizarse" en familia (aunque eso no sea obligatorio, nadie va diciendo por ahí, "soy heterosexual"), y que eso sea aceptado por un padre ausente y un hermano cabrón (menos mal que está de por medio la Colman). Es vivir con naturalidad la relación, sin necesidad de esconderse, como hace un par de crías enamoradas y aceptadas dentro del grupo (Corinna Brown y Kizzy Edgell, quien  habrá de lidiar con una madre que no acepta el modo en que su hija se presenta ante el mundo). Y además van surgiendo las secuelas del acoso en forma de TCA (trastornos relacionados con la autopercepción, lo he tenido que mirar), que pueden provocar autolesiones o problemas alimenticios. No son los únicos que tienen dificultades. Tao (un divertidísimo William Gao) y Elle (una muy sugerente y complicada Yasmin Finney) han de reconocer que se atraen, a pesar de que ella sea una trans que ha padecido lo suyo hasta que la cambiaron de colegio. Isaac (Tobie Donovan, siempre con un libro en la mano) tendrá que aceptar que en cuestiones de sexo es un principiante, un ser asexual que no siente especial necesidad, aunque sí le importe pertenecer al grupo de amigos. 


El viaje a París será un buen catalizador para poner en danza a todos ellos, con los dos profesores que los acompañan incluidos. Como lo es el tópico baile de promoción, que puede servir para "presentarse en sociedad" unos y otros. Vemos pues que no es ya sólo la comedia romántica para adolescentes de la que hablaba en mi reseña del año pasado. Puede ser modelo de muchas más cosas y para un público mucho más amplio, no sólo el queer. Resulta así una serie luminosa, divertida, que queda lejos de los dramas a los que se suelen enfrentar a veces personajes de la América o la España profunda, condicionados por visiones religiosas excluyentes, o con sociedades restrictivas, con los consiguientes suicidios. Los diálogos son ingeniosos, ágiles, y los personajes demuestran una capacidad para resolver sus problemas que no es la que tenían cuando eran mis alumnos hace cuarenta años. Éstos, al menos, parecen más maduros, menos tóxicos. En ese sentido, tal vez se pueda pensar que hay cierta idealización. Algunos dicen que puede superar incluso a Sex Education. Yo pienso que ésta última es mucho más caustica, y por lo tanto más adulta. Lo que sí que parece es que hay material no resuelto para la prometida tercera temporada, que cerrará la serie. Yo me lo he pasado muy bien. Ahí lo dejo.

José Manuel Mora.







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